domingo, 28 de noviembre de 2010
Biografía de Antonio Machado
Antonio Machado nació el 26 de julio de 1875 en Sevilla. Fue el segundo de cinco hermanos de una familia liberal. Su padre, Antonio Machado Álvarez, amigo de Joaquín Costa y de Francisco Giner de los Ríos “Demófilo”, publicó numerosos estudios sobre el folclore andaluz y gallego. Su madre, Ana Ruiz. Su abuelo, Antonio Machado Núñez, era médico y profesor de Ciencias Naturales.
En 1883, su abuelo es nombrado profesor de la Universidad Central de Madrid y toda la familia se traslada con él a dicha ciudad. Antonio Machado completará entonces su formación en la célebre Institución Libre de Enseñanza, fundada por Francisco Giner de los Ríos.
Machado interrumpe varias veces sus estudios, afectado por los problemas económicos de su familia tras la muerte de su padre por tuberculosis en 1893. El influjo familiar y su centro de estudios marcarán su camino intelectual.
En 1899, Antonio Machado viaja a París, donde vive su hermano Manuel, y trabaja de traductor en la editorial Garnier. Allí entrará en contacto con, por ejemplo, Oscar Wilde y Pío Baroja. Vuelve a España y trabaja de actor mientras alcanza el título de bachiller.
En 1902 vuelve a París y conoce a Rubén Darío. De vuelta a Madrid entabla amistad con Juan Ramón Jiménez y publica Soledades (1903).
En 1907 publica Soledades, galerías. Otros poemas y gana las oposiciones al puesto de catedrático de francés, eligiendo la vacante del instituto de Soria, donde conoce a Leonor Izquierdo, con la que se casará dos años después teniendo ella 15 años y él, 34.
En 1911 viajará a París al conseguir una beca para ampliar sus estudios.
Leonor cae enferma de tuberculosis y muere en 1912, lo que sume a Machado en una gran depresión y éste solicita su traslado a Baeza (Jaén), donde vivirá con su madre dedicado a la enseñanza y al estudio.
En 1912 publica Campos de Castilla, obra en la que el autor se separa de los rasgos modernistas que presentaba su obra Soledades y del intimismo hacia el que había evolucionado en Soledades, galerías. Otros poemas, acercándose a los autores de la Generación del 98.
En 1917 conoce a Federico García Lorca y en 1919 se traslada a Segovia. En 1932 se le concede un puesto de profesor en el Instituto Calderón de la Barca, de Madrid.
Escribe textos en prosa que luego serán recogidos en los dos apócrifos Juan de Mairena y Abel Martín.
Con el estallido de la Guerra Civil marcha a Valencia. En 1937 publica su última obra, La guerra. En 1939 con la derrota del ejercito republicano huye de España y se exilia en Collioure (Francia),donde poco después se produce la muerte de la madre del poeta y la de él mismo con sólo tres días de intervalo. En su bolsillo se encuentra un último verso: “Estos días azules y este sol de la infancia“.
En 1883, su abuelo es nombrado profesor de la Universidad Central de Madrid y toda la familia se traslada con él a dicha ciudad. Antonio Machado completará entonces su formación en la célebre Institución Libre de Enseñanza, fundada por Francisco Giner de los Ríos.
Machado interrumpe varias veces sus estudios, afectado por los problemas económicos de su familia tras la muerte de su padre por tuberculosis en 1893. El influjo familiar y su centro de estudios marcarán su camino intelectual.
En 1899, Antonio Machado viaja a París, donde vive su hermano Manuel, y trabaja de traductor en la editorial Garnier. Allí entrará en contacto con, por ejemplo, Oscar Wilde y Pío Baroja. Vuelve a España y trabaja de actor mientras alcanza el título de bachiller.
En 1902 vuelve a París y conoce a Rubén Darío. De vuelta a Madrid entabla amistad con Juan Ramón Jiménez y publica Soledades (1903).
En 1907 publica Soledades, galerías. Otros poemas y gana las oposiciones al puesto de catedrático de francés, eligiendo la vacante del instituto de Soria, donde conoce a Leonor Izquierdo, con la que se casará dos años después teniendo ella 15 años y él, 34.
En 1911 viajará a París al conseguir una beca para ampliar sus estudios.
Leonor cae enferma de tuberculosis y muere en 1912, lo que sume a Machado en una gran depresión y éste solicita su traslado a Baeza (Jaén), donde vivirá con su madre dedicado a la enseñanza y al estudio.
En 1912 publica Campos de Castilla, obra en la que el autor se separa de los rasgos modernistas que presentaba su obra Soledades y del intimismo hacia el que había evolucionado en Soledades, galerías. Otros poemas, acercándose a los autores de la Generación del 98.
En 1917 conoce a Federico García Lorca y en 1919 se traslada a Segovia. En 1932 se le concede un puesto de profesor en el Instituto Calderón de la Barca, de Madrid.
Escribe textos en prosa que luego serán recogidos en los dos apócrifos Juan de Mairena y Abel Martín.
Con el estallido de la Guerra Civil marcha a Valencia. En 1937 publica su última obra, La guerra. En 1939 con la derrota del ejercito republicano huye de España y se exilia en Collioure (Francia),donde poco después se produce la muerte de la madre del poeta y la de él mismo con sólo tres días de intervalo. En su bolsillo se encuentra un último verso: “Estos días azules y este sol de la infancia“.
Poema: Recuerdo Infantil, Antonio Machado
Recuerdo infantil
Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de lluvia tras los cristales.
Es la clase. En un cartel
se representa a Caín
fugitivo, y muerto Abel,
junto a una mancha carmín.
Con timbre sonoro y hueco
truena el maestro, un anciano
mal vestido, enjuto y seco,
que lleva un libro en la mano.
Y todo un coro infantil
va cantando la lección:
"mil veces ciento, cien mil;
mil veces mil, un millón ".
Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de lluvia tras los cristales.
Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de lluvia tras los cristales.
Es la clase. En un cartel
se representa a Caín
fugitivo, y muerto Abel,
junto a una mancha carmín.
Con timbre sonoro y hueco
truena el maestro, un anciano
mal vestido, enjuto y seco,
que lleva un libro en la mano.
Y todo un coro infantil
va cantando la lección:
"mil veces ciento, cien mil;
mil veces mil, un millón ".
Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de lluvia tras los cristales.
La suspensión de clases se extiende a toda Canaria
La isla de El Hierro ha decidido suspender las clases el próximo lunes, 29 de noviembre, después de que desde la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) se prevea que a partir del domingo la isla se vea afectada por fuertes vientos y lluvias acompañadas de tormentas.
Así lo ha decidido el gabinete de crisis del Plan Insular de Emergencias de El Hierro, después de mantener este sábado una reunión en la que han analizado la última información aportada por los técnicos del Cabildo insular.
El Cabildo de La Palma ha procedido también a la suspensión de las clases en todo el territorio insular debido a las previsiones de mal tiempo anunciadas por la Agencia Estatal de Meteorología.
El Cabildo de La Gomera ha activado su Plan de Emergencias debido al temporal que azota ya al archipiélago y por el que la isla se podría ver afectada por rachas de viento de hasta 130 kilómetros por hora, de ahí que se haya decidido suspender las clases para mañana lunes.
La suspensión de clases se extiende a toda Canarias
Según hemos podido saber, las clases escolares se van a suspender en toda Canarias, después de un primer contacto entre el Gobierno canario con cabildos, ayuntamientos y meteorólogos. José Manuel Ruano, consejero de presidencia, informará públicamente de esta decisión sobre la 16.00 horas
Así lo ha decidido el gabinete de crisis del Plan Insular de Emergencias de El Hierro, después de mantener este sábado una reunión en la que han analizado la última información aportada por los técnicos del Cabildo insular.
El Cabildo de La Palma ha procedido también a la suspensión de las clases en todo el territorio insular debido a las previsiones de mal tiempo anunciadas por la Agencia Estatal de Meteorología.
El Cabildo de La Gomera ha activado su Plan de Emergencias debido al temporal que azota ya al archipiélago y por el que la isla se podría ver afectada por rachas de viento de hasta 130 kilómetros por hora, de ahí que se haya decidido suspender las clases para mañana lunes.
La suspensión de clases se extiende a toda Canarias
Según hemos podido saber, las clases escolares se van a suspender en toda Canarias, después de un primer contacto entre el Gobierno canario con cabildos, ayuntamientos y meteorólogos. José Manuel Ruano, consejero de presidencia, informará públicamente de esta decisión sobre la 16.00 horas
martes, 23 de noviembre de 2010
PASTILLAS CONTRA EL DOLOR AJENO de Médicos Sin Fronteras
Si en tu farmacia no tienen las Pastillas contra el dolor ajeno, de Médicos Sin Fronteras, pide al farmacéutico que las solicite a su distribuidora de productos, o que haga el pedido llamando al 902 15 15 02.
Médicos Sin Fronteras (MSF) es una organización médico-humanitaria internacional que asiste a poblaciones en situación precaria, a víctimas de catástrofes y de conflictos armados, sin discriminación por raza, religión o ideología política.
En su lucha contra el dolor ajeno, MSF atiende a las poblaciones más olvidadas. De la mano de más de 22.000 profesionales, trabaja en más de 360 proyectos en 65 países del mundo. En 2009 trató a 1,1 milones de personas con malaria, 20.000 pacientes de tuberculosis, 1.800 de enfermedad del sueño, 3.700 de kala azar, 493 de la enfermedad de Chagas y 190.000 personas con sida, de las cuales 10.000 son niños. Sin embargo, todavía nos queda mucho dolor ajeno por tratar.
MSF ofrece tratamiento contra estas enfermedades olvidadas en sus proyectos, pero es testigo a diario de muertes evitables en más de 50 países, donde los medicamentos son demasiado caros o simplemente no llegan.
Como complemento a la acción médica sobre el terreno, en 1999 MSF decidió poner en marcha la Campaña para el Acceso a Medicamentos Esenciales (www.msfaccess.org), cuyos obejtivos son:
1.hacer asequibles para todos los pacientes y todos los países los medicamentos esenciales.
2.favorecer la aplicación de acuerdos comerciales a favor del acceso a medicamentos.
3.estimular la investigación y desarrollo (I+D) de nuevos medicamentos, vacunas y diagnósticos para enfermedades olvidadas.
Más información en www.msf.es
Médicos Sin Fronteras (MSF) es una organización médico-humanitaria internacional que asiste a poblaciones en situación precaria, a víctimas de catástrofes y de conflictos armados, sin discriminación por raza, religión o ideología política.
En su lucha contra el dolor ajeno, MSF atiende a las poblaciones más olvidadas. De la mano de más de 22.000 profesionales, trabaja en más de 360 proyectos en 65 países del mundo. En 2009 trató a 1,1 milones de personas con malaria, 20.000 pacientes de tuberculosis, 1.800 de enfermedad del sueño, 3.700 de kala azar, 493 de la enfermedad de Chagas y 190.000 personas con sida, de las cuales 10.000 son niños. Sin embargo, todavía nos queda mucho dolor ajeno por tratar.
MSF ofrece tratamiento contra estas enfermedades olvidadas en sus proyectos, pero es testigo a diario de muertes evitables en más de 50 países, donde los medicamentos son demasiado caros o simplemente no llegan.
Como complemento a la acción médica sobre el terreno, en 1999 MSF decidió poner en marcha la Campaña para el Acceso a Medicamentos Esenciales (www.msfaccess.org), cuyos obejtivos son:
1.hacer asequibles para todos los pacientes y todos los países los medicamentos esenciales.
2.favorecer la aplicación de acuerdos comerciales a favor del acceso a medicamentos.
3.estimular la investigación y desarrollo (I+D) de nuevos medicamentos, vacunas y diagnósticos para enfermedades olvidadas.
Más información en www.msf.es
MÉDICOS SIN FRONTERAS... No cuesta nada
No cuesta nada...
Acaban de anunciar que, a partir de mañana, venderán en todas las farmacias de España unas pastillas muy especiales. Tan especiales, que en vez de curar a quien las toma, cura a millones de personas ajenas, olvidadas, que no pueden tomar las medicinas que necesitan.
Se llaman "Pastillas contra el dolor ajeno".
Les sonará a chino, pero es muy fácil: Médicos Sin Fronteras va a vender estas pastillas, a un precio de 1€, para que, con la recaudación, se pueda tratar a millones de personas que sufren enfermedades olvidadas, como la enfermedad del sueño, el chagas, el sida infantil, el kala azar, la tuberculosis, o la malaria. Son enfermedades que a nosotros no nos afectan, pero que en el tercer mundo causan estragos, porque las empresas farmacéuticas venden la medicación a "precio occidental", lo que imposibilita recibir tratamiento a las personas más pobres y desfavorecidas.
Así que, por 1€, nos venderán seis pastillas (en realidad son caramelos de mentol) con las que ayudaremos a tratar a quienes no pueden pagarse las medicinas.
Es un precio muy bajo a pagar, y nos lo ponen muy fácil: no nos piden que vayamos a África en una caravana solidaria, ni una mensualidad. Solo 1€.
Menos que algunas golosinas. Menos que la guagua. Y podemos comprarlas en cualquier farmacia.
Acaban de anunciar que, a partir de mañana, venderán en todas las farmacias de España unas pastillas muy especiales. Tan especiales, que en vez de curar a quien las toma, cura a millones de personas ajenas, olvidadas, que no pueden tomar las medicinas que necesitan.
Se llaman "Pastillas contra el dolor ajeno".
Les sonará a chino, pero es muy fácil: Médicos Sin Fronteras va a vender estas pastillas, a un precio de 1€, para que, con la recaudación, se pueda tratar a millones de personas que sufren enfermedades olvidadas, como la enfermedad del sueño, el chagas, el sida infantil, el kala azar, la tuberculosis, o la malaria. Son enfermedades que a nosotros no nos afectan, pero que en el tercer mundo causan estragos, porque las empresas farmacéuticas venden la medicación a "precio occidental", lo que imposibilita recibir tratamiento a las personas más pobres y desfavorecidas.
Así que, por 1€, nos venderán seis pastillas (en realidad son caramelos de mentol) con las que ayudaremos a tratar a quienes no pueden pagarse las medicinas.
Es un precio muy bajo a pagar, y nos lo ponen muy fácil: no nos piden que vayamos a África en una caravana solidaria, ni una mensualidad. Solo 1€.
Menos que algunas golosinas. Menos que la guagua. Y podemos comprarlas en cualquier farmacia.
lunes, 22 de noviembre de 2010
El Tíbet
Cada verano, en un ritual tibetano llamado la plantación de la flecha, los tibetanos imploran la protección del dios de la montaña. Durante esa ceremonia, cada familia lleva unos grandes adornos, su "flecha", que es santificada y luego puesta dentro de un corral para quedarse allí hasta el año siguiente. Los niños tibetanos podrían usar perfectamente esa protección.
Los estudios sobre la salud de los niños en Tibet revelan que casi la mitad de ellos sufre de desnutrición. Por consiguiente, tienen crecimiento enano y un desarrollo intelectual potencialmente defectuoso. A pesar de la insistencia del régimen chino sobre el progreso económico y social de la región, Tibet continúa siendo una de las regiones más pobres del mundo entero, con unos ingresos per cápita menores a 100 dólares.
Es indispensable nueva salud pública y políticas sociales para asegurar que los niños no continúen siendo víctimas de una situación considerablemente riesgosa para ellos y para su cultura.
En 1996, el Consorcio Occidental para la Salud Pública, una organización privada americana, había llegado a la conclusión de que la altura de los niños tibetanos era un tema de grave preocupación, e indicado que el 60 % de los niños estudiados tenían valores de referencia de crecimiento drásticamente por debajo de los aceptados internacionalmente. Sus datos indicaron que la pequeñez de los niños era resultado de deficiencias nutritivas - desnutrición crónica durante los primeros tres años de vida - en lugar de ser consecuencias genéticas o de altitud, como se había sugerido previamente.
La desnutrición crónica hace a los niños más vulnerables a enfermedades comunes en los niños del mundo en vías de desarrollo como infecciones intestinales y respiratorias, que son frecuentemente fatales. Además la desnutrición crónica afecta el desarrollo neurológico y físico de los niños.
Aunque las autoridades chinas afirman que han reducido las tasas de mortalidad infantil tibetanas significativa y orgullosamente, esos porcentajes todavía son mucho más altos que aquellos para los bebés en toda China.
Las conclusiones esenciales del Consorcio Occidental para la Salud Pública fueron confirmadas por un estudio llevado por la Dra Nancy Harris -una experta en asuntos de salud de Tibet- e investigadores del Instituto de Salud Pública en Santa Cruz, California, la Universidad de California en Berkeley, y el Instituto Tibetano de Investigación Médica en Lhasa. Por más de una década, la Dra. Harris ha pasado seis meses en Tibet cada año. Junto con sus colaboradores están llevando atención médica básica a más de 8.500 niños tibetanos y a sus familias, que viven a menudo en asentamientos que carecen de electricidad y sanidad básica.
De acuerdo con un estudio realizado en 2.078 niños tibetanos hasta 7 años de edad, la atrofia fue vinculada a la desnutrición acompañada por trastornos de hueso y piel, falta de pigmentación del pelo, y a otras enfermedades de desnutrición. El 67 por ciento de los niños estudiados también tenían raquitismo, una enfermedad de hueso más frecuentemente causada por deficiencia de vitamina D.
El estudio fue realizado en niños de 11 condados en más de 50 comunidades urbanas y no urbanas en la región autónoma de Tibet (TAR) en China. El estado de salud de los niños es complicado por la pobreza y por una infraestructura de salud mal desarrollada.
En 1993, la Dra. Harris lanzó el proyecto de nutrición y colaboración de salud de los niños en Tibet. Aunque inicialmente fue financiado por ella misma, desde 1994 ha recibido financiación externa. La Dra. Harris y su equipo están implementando programas con el objeto de reducir los niveles amenazadores de mortalidad de bebes y maternales a través de un programa de adiestramiento y obstetricia de atención sanitaria.
Muchos del equipo que eran escépticos acerca del enfoque para resolver los problemas de salud, ahora elogian su enfoque innovador para la situación de emergencia de salud en Tibet. La Dra. Harris cree que la mayor parte de lo que se necesita para mejorar la situación de salud de los niños en Tibet ya existe en la vasta selección de plantas medicinales de Tibet. En cuanto a eso, la colaboración de los profesionales tradicionales de Tibet ha sido esencial para su programa. Ellos, al mismo tiempo que los jefes espirituales, son quienes pueden llevar a que una comunidad cambie sus prácticas de salud.
Para mejorar la salud y el estado nutritivo de los niños en Tibet, las pautas ya utilizadas con éxito por la Dra. Harris sobre una población de niños limitada debe ser seguida a escalas mas grandes: una educación de raquitismo y programas de prevención, estimulando el uso de una raíz indígena con altas proteínas llamada droma, apoyada por la medicina tibetana tradicional complementada con drogas de alopatía cuando se indicara y un programa de adiestramiento y entrega de atención sanitaria.
Estas medidas deben ser complementadas reforzando la infraestructura y el acceso a servicios de seguridad social, como también con políticas que tengan por objetivo reducir la pobreza y el analfabetismo. Los niños de Tibet, por demasiado tiempo víctimas de inadecuado cuidado y atención, no se merecen menos.
El Dr. César Chelala es un consultor médico internacional residente en Nueva York, escribe exhaustivamente sobre salud y asuntos de derechos humanos. Es autor de La salud de los niños en las Américas, una publicación de la Organización Panamericana de la Salud.
Los estudios sobre la salud de los niños en Tibet revelan que casi la mitad de ellos sufre de desnutrición. Por consiguiente, tienen crecimiento enano y un desarrollo intelectual potencialmente defectuoso. A pesar de la insistencia del régimen chino sobre el progreso económico y social de la región, Tibet continúa siendo una de las regiones más pobres del mundo entero, con unos ingresos per cápita menores a 100 dólares.
Es indispensable nueva salud pública y políticas sociales para asegurar que los niños no continúen siendo víctimas de una situación considerablemente riesgosa para ellos y para su cultura.
En 1996, el Consorcio Occidental para la Salud Pública, una organización privada americana, había llegado a la conclusión de que la altura de los niños tibetanos era un tema de grave preocupación, e indicado que el 60 % de los niños estudiados tenían valores de referencia de crecimiento drásticamente por debajo de los aceptados internacionalmente. Sus datos indicaron que la pequeñez de los niños era resultado de deficiencias nutritivas - desnutrición crónica durante los primeros tres años de vida - en lugar de ser consecuencias genéticas o de altitud, como se había sugerido previamente.
La desnutrición crónica hace a los niños más vulnerables a enfermedades comunes en los niños del mundo en vías de desarrollo como infecciones intestinales y respiratorias, que son frecuentemente fatales. Además la desnutrición crónica afecta el desarrollo neurológico y físico de los niños.
Aunque las autoridades chinas afirman que han reducido las tasas de mortalidad infantil tibetanas significativa y orgullosamente, esos porcentajes todavía son mucho más altos que aquellos para los bebés en toda China.
Las conclusiones esenciales del Consorcio Occidental para la Salud Pública fueron confirmadas por un estudio llevado por la Dra Nancy Harris -una experta en asuntos de salud de Tibet- e investigadores del Instituto de Salud Pública en Santa Cruz, California, la Universidad de California en Berkeley, y el Instituto Tibetano de Investigación Médica en Lhasa. Por más de una década, la Dra. Harris ha pasado seis meses en Tibet cada año. Junto con sus colaboradores están llevando atención médica básica a más de 8.500 niños tibetanos y a sus familias, que viven a menudo en asentamientos que carecen de electricidad y sanidad básica.
De acuerdo con un estudio realizado en 2.078 niños tibetanos hasta 7 años de edad, la atrofia fue vinculada a la desnutrición acompañada por trastornos de hueso y piel, falta de pigmentación del pelo, y a otras enfermedades de desnutrición. El 67 por ciento de los niños estudiados también tenían raquitismo, una enfermedad de hueso más frecuentemente causada por deficiencia de vitamina D.
El estudio fue realizado en niños de 11 condados en más de 50 comunidades urbanas y no urbanas en la región autónoma de Tibet (TAR) en China. El estado de salud de los niños es complicado por la pobreza y por una infraestructura de salud mal desarrollada.
En 1993, la Dra. Harris lanzó el proyecto de nutrición y colaboración de salud de los niños en Tibet. Aunque inicialmente fue financiado por ella misma, desde 1994 ha recibido financiación externa. La Dra. Harris y su equipo están implementando programas con el objeto de reducir los niveles amenazadores de mortalidad de bebes y maternales a través de un programa de adiestramiento y obstetricia de atención sanitaria.
Muchos del equipo que eran escépticos acerca del enfoque para resolver los problemas de salud, ahora elogian su enfoque innovador para la situación de emergencia de salud en Tibet. La Dra. Harris cree que la mayor parte de lo que se necesita para mejorar la situación de salud de los niños en Tibet ya existe en la vasta selección de plantas medicinales de Tibet. En cuanto a eso, la colaboración de los profesionales tradicionales de Tibet ha sido esencial para su programa. Ellos, al mismo tiempo que los jefes espirituales, son quienes pueden llevar a que una comunidad cambie sus prácticas de salud.
Para mejorar la salud y el estado nutritivo de los niños en Tibet, las pautas ya utilizadas con éxito por la Dra. Harris sobre una población de niños limitada debe ser seguida a escalas mas grandes: una educación de raquitismo y programas de prevención, estimulando el uso de una raíz indígena con altas proteínas llamada droma, apoyada por la medicina tibetana tradicional complementada con drogas de alopatía cuando se indicara y un programa de adiestramiento y entrega de atención sanitaria.
Estas medidas deben ser complementadas reforzando la infraestructura y el acceso a servicios de seguridad social, como también con políticas que tengan por objetivo reducir la pobreza y el analfabetismo. Los niños de Tibet, por demasiado tiempo víctimas de inadecuado cuidado y atención, no se merecen menos.
El Dr. César Chelala es un consultor médico internacional residente en Nueva York, escribe exhaustivamente sobre salud y asuntos de derechos humanos. Es autor de La salud de los niños en las Américas, una publicación de la Organización Panamericana de la Salud.
Gianni Rodari
Gianni Rodari, maestro, periodista y escritor nació en Italia en 1920 y falleció en 1980. Rodari comenzó a escribir para los niños en 1948. En el año 1970 le fue concedido el premio internacional Andersen de literatura. Entre sus obras más populares se encuentran Cuentos por teléfono, Cuentos para jugar, Cuentos escritos a máquina, Las aventuras de Cebollino, Gelsomino en el país de los mentirosos, El libro de los por qué, Érase dos veces el Barón Lamberto, Las aventuras de Tonino el invisible, Gip en el televisor y La tarta voladora.
Los libros de Gianni Rodari, llenos de creatividad y humor rompen los esquemas preestablecidos, ayudan a pensar sin prejuicios, a formularse siempre nuevas preguntas.
CUENTOS POR TELÉFONO
Gianni Rodari
Érase una vez...
...una niña cuyo padre tenía que estar de viaje seis días a la semana. Esta niña no podía dormirse sin que le contaran un cuento. Y cada noche, su padre la llamaba por teléfono y le explicaba un cuento. Dicen que los cuentos eran tan buenos que hasta los operarios de la telefónica suspendían todas las llamadas para escucharlos. Y este es el libro de estos cuentos.
Gianni Rodari, es uno de los mejores autores de literatura infantil y su obra es reconocida en el mundo entero.
A partir de 7 años.
Los libros de Gianni Rodari, llenos de creatividad y humor rompen los esquemas preestablecidos, ayudan a pensar sin prejuicios, a formularse siempre nuevas preguntas.
CUENTOS POR TELÉFONO
Gianni Rodari
Érase una vez...
...una niña cuyo padre tenía que estar de viaje seis días a la semana. Esta niña no podía dormirse sin que le contaran un cuento. Y cada noche, su padre la llamaba por teléfono y le explicaba un cuento. Dicen que los cuentos eran tan buenos que hasta los operarios de la telefónica suspendían todas las llamadas para escucharlos. Y este es el libro de estos cuentos.
Gianni Rodari, es uno de los mejores autores de literatura infantil y su obra es reconocida en el mundo entero.
A partir de 7 años.
Sh!!!!!! Silencio
Poema
Coge el auricular,
se acerca de lleno.
Escucha.
Su oído recorre el aparato.
Un silencio lo invade todo.
El ordenador está encendido,
Las imágenes se descalabran:
Cien mil píxeles
acuden, se juntan…
No hay hueco, se asfixia.
No sabe qué contestar.
No escucha.
Algo extraño sucede.
Ruidos de la calle,
comienzan a adentrarse.
Se confunden
por debajo de la puerta.
Un manto de aire seco y frío
recorre su cuerpo.
Sin más suena de nuevo. No aguanta, cuelga.
Escucha, otra vez : Silencio. Silencio.
Sh! Silencio.
Coge el auricular,
se acerca de lleno.
Escucha.
Su oído recorre el aparato.
Un silencio lo invade todo.
El ordenador está encendido,
Las imágenes se descalabran:
Cien mil píxeles
acuden, se juntan…
No hay hueco, se asfixia.
No sabe qué contestar.
No escucha.
Algo extraño sucede.
Ruidos de la calle,
comienzan a adentrarse.
Se confunden
por debajo de la puerta.
Un manto de aire seco y frío
recorre su cuerpo.
Sin más suena de nuevo. No aguanta, cuelga.
Escucha, otra vez : Silencio. Silencio.
Sh! Silencio.
martes, 6 de abril de 2010
PECES DE COLORES
PECES DE COLORES
Yo me río de los peces de colores
me río de los rojos de los dorados de los azules
de los flamígeros que parecen papagayos
y de los lilas con colas de pavo real
Y me río de los peces cacatúas
con aletas fucsias y escamas verdes
o piel violeta con lunas granates
y de los pequeñitos que nadan como locos
y cambian de dirección bruscamente
Pero si yacen mustios sobre una roca
pintados por la acuarela de la muerte
yo no me río de los peces de colores
Vuelvo a mi casa a través del parque
donde están los niños jugando
con globos rojos dorados o azules
o cometas lilas con colas de pavo real
y hablan como cacatúas gritan como papagayos
y usan camisas fucsias con franjas verdes
o shorts violetas con lunas granates
y hay unos pequeñitos que pedalean como locos
cambian de dirección bruscamente
me miran y sonríen
Y yo me siento como pez en el agua
Óscar Hahn
©
Yo me río de los peces de colores
me río de los rojos de los dorados de los azules
de los flamígeros que parecen papagayos
y de los lilas con colas de pavo real
Y me río de los peces cacatúas
con aletas fucsias y escamas verdes
o piel violeta con lunas granates
y de los pequeñitos que nadan como locos
y cambian de dirección bruscamente
Pero si yacen mustios sobre una roca
pintados por la acuarela de la muerte
yo no me río de los peces de colores
Vuelvo a mi casa a través del parque
donde están los niños jugando
con globos rojos dorados o azules
o cometas lilas con colas de pavo real
y hablan como cacatúas gritan como papagayos
y usan camisas fucsias con franjas verdes
o shorts violetas con lunas granates
y hay unos pequeñitos que pedalean como locos
cambian de dirección bruscamente
me miran y sonríen
Y yo me siento como pez en el agua
Óscar Hahn
©
lunes, 5 de abril de 2010
Teseo y el Minotauro
Hace miles de años, la isla de Creta era gobernada por un famoso rey llamado Minos. Eran tiempos de prosperidad y riqueza. El poder del soberano se extendía sobre muchas islas del mar Egeo y los demás pueblos sentían un gran respeto por los cretenses.
Minos llevaba ya muchos años en el gobierno cuando recibió la terrible noticia de la muerte de su hijo. Había sido asesinado en Atenas. Su ira no se hizo esperar. Reunió al ejército y declaró la guerra contra los atenienses.
Atenas, en aquel tiempo, era aún una ciudad pequeña y no pudo hacer frente al ejército de Minos. Por eso envió a sus embajadores a convenir la paz con el rey cretense. Minos los recibió y les dijo que aceptaba no destruir Atenas pero que ellos debían cumplir con una condición: enviar a catorce jóvenes, siete varones y siete mujeres, a la isla de Creta, para ser arrojados al Minotauro.
En el palacio de Minos había un inmenso laberinto, con cientos de salas, pasillos y galerías. Era tan grande que si alguien entraba en él jamás encontraba la salida. Dentro del laberinto vivía el Minotauro, monstruo con cabeza de toro y cuerpo de hombre. Cada luna nueva, los cretenses debían internar a un hombre en el laberinto para que el monstruo lo devorara. Si no lo hacían, salía fuera y llenaba la isla de muerte y dolor.
Cuando se enteraron de la condición que ponía Minos, los atenienses se estremecieron. No tenían alternativa. Si se rehusaban, los cretenses destruirían la ciudad y muchos morirían. Mientras todos se lamentaban, el hijo del rey, el valiente Teseo, dio un paso adelante y se ofreció para ser uno de los jóvenes que viajarían a Creta.
El barco que llevaba a los jóvenes atenienses tenía velas negras en señal de luto por el destino oscuro que le esperaba a sus tripulantes. Teseo acordó con su padre, el rey Egeo de Atenas, que, si lograba vencer al Minotauro, izaría velas blancas. De este modo el rey sabría qué suerte había corrido su hijo.
En Creta, los jóvenes estaban alojados en una casa a la espera del día en que el primero de ellos fuera arrojado al Minotauro. Durante esos días, Teseo conoció a Ariadna, la hija mayor de Minos. Ariadna se enamoró de él y decidió ayudarlo a Matar al monstruo y salir del laberinto. Por eso le dio una espada mágica y un ovillo de hilo que debía atar a la entrada y desenrollar por el camino para encontrar luego la salida.
Ariadna le pidió a Teseo que le prometiera que, si lograba matar al Minotauro, la llevaría luego con él a Atenas, ya que el rey jamás le perdonaría haberlo ayudado.
Llegó el día en que el primer ateniense debía ser entregado al Minotauro. Teseo pidió ser él quien marchara hacia el laberinto. Una vez allí, ató una de las puntas del ovillo a una piedra y comenzó a adentrarse lentamente por los pasillos y las galerías. A cada paso aumentaba la oscuridad. El silencio era total hasta que, de pronto, comenzó a escuchar a lo lejos unos resoplidos como de toro. El ruido era cada vez mayor.
Por un momento Teseo sintió deseos de escapar. Pero se sobrepuso al miedo e ingresó a una gran sala. Allí estaba el Minotauro. Era tan terrible y aterrador como jamás lo había imaginado. Sus mugidos llenos de ira eran ensordecedores. Cuando el monstruo se abalanzó sobre Teseo, éste pudo clavarle la espada. El Minotauro se desplomó en el suelo. Teseo lo había vencido.
Cuando Teseo logró reponerse, tomó el ovillo y se dirigió hacia la entrada. Allí lo esperaba Ariadna, quien lo recibió con un abrazo. Al enterarse de la muerte del Minotauro, el rey Minos permitió a los jóvenes atenienses volver a su patria. Antes de que zarparan, Teseo introdujo en secreto a Ariadna en el barco, para cumplir su promesa. A ella se agregó su hermana Fedra, que no quería separarse de su hermana.
El viaje de regreso fue complicado. Una tormenta los arrojó a una isla. En ella se extravió Ariadna y, a pesar de todos los esfuerzos, no pudieron encontrarla. Los atenienses, junto a Fedra, continuaron viaje hacia su ciudad. Cuando Ariadna, que estaba desmayada, se repuso, corrió hacia la costa y gritó con todas sus fuerzas, pero el barco ya estaba muy lejos.
Teseo, contrariado y triste por lo ocurrido con Ariadna, olvidó izar las velas blancas. El rey Egeo iba todos los días a la orilla del mar a ver si ya regresaba la nave. Cuando vio las velas negras pensó que su hijo había muerto. De la tristeza no quiso ya seguir viviendo y se arrojó desde una altura al mar. Teseo fue recibido en Atenas como un héroe. Los atenienses lo proclamaron rey de Atenas y Teseo tomó como esposa a Fedra.
Minos llevaba ya muchos años en el gobierno cuando recibió la terrible noticia de la muerte de su hijo. Había sido asesinado en Atenas. Su ira no se hizo esperar. Reunió al ejército y declaró la guerra contra los atenienses.
Atenas, en aquel tiempo, era aún una ciudad pequeña y no pudo hacer frente al ejército de Minos. Por eso envió a sus embajadores a convenir la paz con el rey cretense. Minos los recibió y les dijo que aceptaba no destruir Atenas pero que ellos debían cumplir con una condición: enviar a catorce jóvenes, siete varones y siete mujeres, a la isla de Creta, para ser arrojados al Minotauro.
En el palacio de Minos había un inmenso laberinto, con cientos de salas, pasillos y galerías. Era tan grande que si alguien entraba en él jamás encontraba la salida. Dentro del laberinto vivía el Minotauro, monstruo con cabeza de toro y cuerpo de hombre. Cada luna nueva, los cretenses debían internar a un hombre en el laberinto para que el monstruo lo devorara. Si no lo hacían, salía fuera y llenaba la isla de muerte y dolor.
Cuando se enteraron de la condición que ponía Minos, los atenienses se estremecieron. No tenían alternativa. Si se rehusaban, los cretenses destruirían la ciudad y muchos morirían. Mientras todos se lamentaban, el hijo del rey, el valiente Teseo, dio un paso adelante y se ofreció para ser uno de los jóvenes que viajarían a Creta.
El barco que llevaba a los jóvenes atenienses tenía velas negras en señal de luto por el destino oscuro que le esperaba a sus tripulantes. Teseo acordó con su padre, el rey Egeo de Atenas, que, si lograba vencer al Minotauro, izaría velas blancas. De este modo el rey sabría qué suerte había corrido su hijo.
En Creta, los jóvenes estaban alojados en una casa a la espera del día en que el primero de ellos fuera arrojado al Minotauro. Durante esos días, Teseo conoció a Ariadna, la hija mayor de Minos. Ariadna se enamoró de él y decidió ayudarlo a Matar al monstruo y salir del laberinto. Por eso le dio una espada mágica y un ovillo de hilo que debía atar a la entrada y desenrollar por el camino para encontrar luego la salida.
Ariadna le pidió a Teseo que le prometiera que, si lograba matar al Minotauro, la llevaría luego con él a Atenas, ya que el rey jamás le perdonaría haberlo ayudado.
Llegó el día en que el primer ateniense debía ser entregado al Minotauro. Teseo pidió ser él quien marchara hacia el laberinto. Una vez allí, ató una de las puntas del ovillo a una piedra y comenzó a adentrarse lentamente por los pasillos y las galerías. A cada paso aumentaba la oscuridad. El silencio era total hasta que, de pronto, comenzó a escuchar a lo lejos unos resoplidos como de toro. El ruido era cada vez mayor.
Por un momento Teseo sintió deseos de escapar. Pero se sobrepuso al miedo e ingresó a una gran sala. Allí estaba el Minotauro. Era tan terrible y aterrador como jamás lo había imaginado. Sus mugidos llenos de ira eran ensordecedores. Cuando el monstruo se abalanzó sobre Teseo, éste pudo clavarle la espada. El Minotauro se desplomó en el suelo. Teseo lo había vencido.
Cuando Teseo logró reponerse, tomó el ovillo y se dirigió hacia la entrada. Allí lo esperaba Ariadna, quien lo recibió con un abrazo. Al enterarse de la muerte del Minotauro, el rey Minos permitió a los jóvenes atenienses volver a su patria. Antes de que zarparan, Teseo introdujo en secreto a Ariadna en el barco, para cumplir su promesa. A ella se agregó su hermana Fedra, que no quería separarse de su hermana.
El viaje de regreso fue complicado. Una tormenta los arrojó a una isla. En ella se extravió Ariadna y, a pesar de todos los esfuerzos, no pudieron encontrarla. Los atenienses, junto a Fedra, continuaron viaje hacia su ciudad. Cuando Ariadna, que estaba desmayada, se repuso, corrió hacia la costa y gritó con todas sus fuerzas, pero el barco ya estaba muy lejos.
Teseo, contrariado y triste por lo ocurrido con Ariadna, olvidó izar las velas blancas. El rey Egeo iba todos los días a la orilla del mar a ver si ya regresaba la nave. Cuando vio las velas negras pensó que su hijo había muerto. De la tristeza no quiso ya seguir viviendo y se arrojó desde una altura al mar. Teseo fue recibido en Atenas como un héroe. Los atenienses lo proclamaron rey de Atenas y Teseo tomó como esposa a Fedra.
sábado, 27 de marzo de 2010
La Flor más Grande del Mundo.
Este cuento está basado en uno escrito por José Saramago,cuyo título es "La flor más bella del mundo". En él, Saramago hace una invitación a que escribiéramos o que nos atreviéramos a contar la misma historia, porque según Saramago "él no sabe escribir cuentos para niños". Soy un osado, y con su permiso me puse manos a la obra. Éste es el resultado. El cuento es un homenaje a su autor y está dedicado a mis alumnos del CEIP Gran Canaria,donde compartimos juntos cuatro cursos, justamente hasta el curso pasado. Para ellos y con todo mi respeto al autor, a este magnífico escritor.
En no lejanos y olvidados tiempos, queridos niños, vivía en una aldea de su pequeña isla, un niño. Se llamaba José. Sus abuelos habían llegado a la isla hacía muchísimos años. Venían de un país lejano, tan lejano como los tiempos olvidados, en los que no hablaban su misma lengua. Sus padres trabajaban muchísimo, en los invernaderos cercanos, que formaban un mar de plata en la ladera de la pequeña aldea.
Un día a comienzos de primavera, José, al que le encantaba jugar, se encontraba en el pequeño huerto familiar donde los sarantontones, rojos como la sangre y salpicados de gotas de lluvia negra, habían aparecido a cientos. José, jugaba y jugaba, y cantaba y cantaba aquella canción:
Sa – ran – ton – tón, sa – ran – ton – tón… Lunares pequeñitos, sa – ran – ton – tón.
Cantando y cantando, y saltando y volviendo a saltar de tabaiba en tabaiba en el viejo tabaibal, se adentró en el poderoso Barranco de La Aldea. Así era como lo llamaban en el pueblo: El Barranco de La Aldea.
Era un barranco muy profundo y seco. Tan seco que la tierra, junto a la lluvia de olvidados tiempos, había construido como por arte de magia caparazones de tortuga que se dibujaban en el barro. Esto se había repetido siempre, muchísimo tiempo atrás, porque los barrancos de aquella isla estaban deseosos de lluvia. Tan secos estaban que la gente rogaba que lloviera. Y desde remotos tiempos, queridos niños, los habitantes de la isla habían bailado, implorando desde las más altas montañas de la isla la lluvia tan querida. José trataba de atrapar los caparazones dibujados, pero al instante desaparecían. Así siguió y siguió durante el tiempo que se escapa de las manos. Y sin casi darse cuenta se encontró en el Límite prohibido del barranco. De todos era bien sabido que a quien osara atravesarlo, sabiéndolo o no sabiéndolo, algo extraño le ocurriría.
José, saltó y saltó, cantó y siguió cantando, intentando atrapar los caparazones dibujados en el barro. Y sin pensarlo, atravesó la línea mágica e invisible del juego en el que los niños viven:
EL
L
Í
M
I
T
E.
¿Qué era el límite?
En los tiempos de hadas y princesas encantadas era lo prohibido, lo que no se puede tocar ni no tocar, lo que no se puede decir ni no decir, lo que no se puede amar ni dejar de amar. Siempre, desde tiempos muy antiguos había sido así. Nadie lo había visto ni no visto, ni tocado ni no tocado, ni dejado de tocar. Ése era el límite. El límite le habló a José, y éste sin pensarlo se preguntó:
¿Qué hago?
¿Voy o no voy? ¿Sigo o no sigo?
Y fue. Y siguió el camino que había emprendido. Un camino que sería largo y arriesgado.
El Barranco de la Aldea, así era como todos lo conocían en la isla, serpenteaba, como lo hacen las grandes serpientes por lugares remotos y escondidos del planeta. José decidió cortar camino, campo a través, de extensos cercados abandonados, junto a milenarios dragos de sangre que, en otros tiempos habían estado, circundados de flores de mil y una especies. En aquel lugar reinaba un profundo y vacío silencio que retumbaba hasta en los oídos del más sordo de los sordos. El olor a retama todavía impregnaba aquel doloroso silencio y un calor aplastante hacía difícil la vida. Sólo alguna que otra lisa era vista y no vista al instante. José siempre lo supo, pero era esta vez su propia vista la que pudo llegar al desierto más desierto de los desiertos. Era así. Siempre lo había escuchado: pequeñas tacitas de arena, dispuestas boca abajo, que el viento construía a su antojo. Era un mar de arena muerto. Era un mar de dunas. Lo había oído nombrar… Lo nombraban continuamente:
U A
E L M A R D E D N S
U A
Las Dunas del Planeta rojizo como el sol. Las D N S
del planeta M – A – R – T _ E.
En la más profunda lejanía de aquel desierto de dunas, divisó un cuerpo extraño a su ahora diáfana vista. Anduvo y anduvo, enterrando los pies en la escurridiza arena, dejando atrás el límite del barranco, donde la lluvia había desaparecido: gateando subió por aquellos pequeños y no tan pequeños montículos de arena. Cuando superaba uno, se dejaba rodar por sus laderas. Casi sin fuerzas, desfallecido, subió y rodó tantas veces hasta conseguir la cima tan ansiada.
Con las manos apartó la arena acumulada en sus ojos. Se los restregó, intentando al mismo tiempo erguir su cuerpo, para poder apreciar lo que allí se encontraba. Era una flor, doblada en sí misma, casi marchita.
Al verla no lo pensó dos veces; decidió salvarla. Y murmuró:
A
G
U
A,
necesita
A
G
U
A.
Y corrió a buscarla. Tanto corrió que atravesó el planeta de punta a punta. Llegó al río Limpopo, donde el elefante había conseguido su trompa, pero estaba seco. Saltó al río más largo de aquel lugar. Al río de las aguas rojas, El Gran Nilo, pero esta vez tampoco lo consiguió. Un inmenso lecho rojo de muerte lo recorría. Se adentró en uno de los países más pobres del planeta que poseía un río sagrado que nunca se secó, era el río Badmati. Y allí tan dolorido y cansado, consiguió juntando sus manos, formar un pequeño cuenco, y recogió con gran dolor, entre los hilillos de agua, la suficiente para salvar la flor.
Atravesando de nuevo el planeta donde todo se secaba, consiguió llegar a la pequeña duna que está más allá del límite: en el desierto más desierto de todos los desiertos. Sólo tres gotas logró salvar del agua que llevaba, y con inmenso amor las dejó caer una a una en la marchita flor. En ese mismo instante el aire se impregnó de un olor intenso, hasta ese momento nunca visto ni olido. La flor comenzó a crecer, y se abrieron sus pétalos, y ya daba sombra. Y el niño que había recorrido todo el planeta, y que había llegado al país más pobre de los pobres, se echó bajo la flor y se quedó dormido en el más profundo de todos los sueños: no era el sueño de la muerte ni de la vida, ni de cuando se sueña ni se deja de soñar. Era algo inexplicable: su sueño se adentró en el sueño y no despertó. Y en el no despertar, logró adentrarse y logró cambiarlo: oyó las voces que lo llamaban, logró reconocerlas y entre las voces, acunado, regresó a su aldea. Allí, donde todos lo esperaban para aclamarlo.
Aquella mañana, despuntando el alba, amaneció la calle con grandes trazos de blanco: cientos y de todas las formas posibles habían sido dibujados por las manos inexpertas de la gente de la aldea. En cada trazo se adivinaba quién lo había dibujado: trazos gruesos, delgados, sin acabar, con el pulso inseguro...; con líneas horizontales, espirales, en zig-zag..., garabatos, puntos...; rayas cortas, y alargadas como el horizonte. Los trazos, como por arte de magia, se agrupaban y desagrupaban formando palabras, que nadie, en aquella aldea conocían: PARABENS, NAMASTE, OM, SHANTI que apuntaban hacia el principio y futuro del planeta.
En su camino a la fábrica era inevitable no ver las calles engalanadas con banderas hechas de papel de todos los colores habidos y por haber, con flequillos y agujeros de mil y una formas. Aún se podía saborear el olor, el frescor de la masa de papa fresca hecha a mano con que habían sido pegadas. Todos estaban regocijados: vestían trajes típicos y la música lo inundaba todo, hasta la más pequeña flor se había erguido para felicitarlo.
Todos, no faltó nadie. Se reunieron en la fábrica de la aldea, en la procesadora de tomates. Allí estaba su padre, su madre y su abuelo Jerónimo, que siempre le había enseñado a respetar a los que más saben, que no a los que más mandan; a todos, sólo con aquella única distinción.
Su amigo del alma, José de los Reyes, con los pies descalzos cómo solían estar en su aldea, gritaba sin parar: “!Es mi amigo, mi amigo…!”
Decenas de personas de las aldeas próximas se acercaron para celebrar el acontecimiento. Se leyeron poesías. Hubo lecturas y emotivos discursos de las autoridades. Un cantautor venido de otra de las islas con su poderosa y melodiosa voz, hizo poner los pelos de punta a cualquier ser viviente a más de mil millas de distancia.
Decía así:
Tiempo para amar
sentir, soñar
pensar que estamos
vivos
Tiempo para el tiempo
en el olvido
Tiempo de crecer
y de esperar
Tiempo en el destino
Tiempo en la niñez
reír, jugar, crecer
en uno mismo
Tiempo para el
Tiempo indefinido
L. Pastor
Cuando le preguntaron a José cómo llegó a hacerlo, contestó: “No sé, sólo hice mi trabajo. Nada más.”
La vida había vuelto, con tan solo un gesto. Y como dicen los niños de primero de la isla de aquella pequeña aldea, este cuento, este bonito cuento, se acabó. Perdonando la vanidad de aquel escritor, que pensando que aquella historia era la más bonita de las historias que se hayan escrito desde los tiempos de hadas y princesas encantadas.
¡Hacía ya tanto tiempo de eso…!
Con perdón, a aquel autor que buscó la realidad de sus recuerdos.
En no lejanos y olvidados tiempos, queridos niños, vivía en una aldea de su pequeña isla, un niño. Se llamaba José. Sus abuelos habían llegado a la isla hacía muchísimos años. Venían de un país lejano, tan lejano como los tiempos olvidados, en los que no hablaban su misma lengua. Sus padres trabajaban muchísimo, en los invernaderos cercanos, que formaban un mar de plata en la ladera de la pequeña aldea.
Un día a comienzos de primavera, José, al que le encantaba jugar, se encontraba en el pequeño huerto familiar donde los sarantontones, rojos como la sangre y salpicados de gotas de lluvia negra, habían aparecido a cientos. José, jugaba y jugaba, y cantaba y cantaba aquella canción:
Sa – ran – ton – tón, sa – ran – ton – tón… Lunares pequeñitos, sa – ran – ton – tón.
Cantando y cantando, y saltando y volviendo a saltar de tabaiba en tabaiba en el viejo tabaibal, se adentró en el poderoso Barranco de La Aldea. Así era como lo llamaban en el pueblo: El Barranco de La Aldea.
Era un barranco muy profundo y seco. Tan seco que la tierra, junto a la lluvia de olvidados tiempos, había construido como por arte de magia caparazones de tortuga que se dibujaban en el barro. Esto se había repetido siempre, muchísimo tiempo atrás, porque los barrancos de aquella isla estaban deseosos de lluvia. Tan secos estaban que la gente rogaba que lloviera. Y desde remotos tiempos, queridos niños, los habitantes de la isla habían bailado, implorando desde las más altas montañas de la isla la lluvia tan querida. José trataba de atrapar los caparazones dibujados, pero al instante desaparecían. Así siguió y siguió durante el tiempo que se escapa de las manos. Y sin casi darse cuenta se encontró en el Límite prohibido del barranco. De todos era bien sabido que a quien osara atravesarlo, sabiéndolo o no sabiéndolo, algo extraño le ocurriría.
José, saltó y saltó, cantó y siguió cantando, intentando atrapar los caparazones dibujados en el barro. Y sin pensarlo, atravesó la línea mágica e invisible del juego en el que los niños viven:
EL
L
Í
M
I
T
E.
¿Qué era el límite?
En los tiempos de hadas y princesas encantadas era lo prohibido, lo que no se puede tocar ni no tocar, lo que no se puede decir ni no decir, lo que no se puede amar ni dejar de amar. Siempre, desde tiempos muy antiguos había sido así. Nadie lo había visto ni no visto, ni tocado ni no tocado, ni dejado de tocar. Ése era el límite. El límite le habló a José, y éste sin pensarlo se preguntó:
¿Qué hago?
¿Voy o no voy? ¿Sigo o no sigo?
Y fue. Y siguió el camino que había emprendido. Un camino que sería largo y arriesgado.
El Barranco de la Aldea, así era como todos lo conocían en la isla, serpenteaba, como lo hacen las grandes serpientes por lugares remotos y escondidos del planeta. José decidió cortar camino, campo a través, de extensos cercados abandonados, junto a milenarios dragos de sangre que, en otros tiempos habían estado, circundados de flores de mil y una especies. En aquel lugar reinaba un profundo y vacío silencio que retumbaba hasta en los oídos del más sordo de los sordos. El olor a retama todavía impregnaba aquel doloroso silencio y un calor aplastante hacía difícil la vida. Sólo alguna que otra lisa era vista y no vista al instante. José siempre lo supo, pero era esta vez su propia vista la que pudo llegar al desierto más desierto de los desiertos. Era así. Siempre lo había escuchado: pequeñas tacitas de arena, dispuestas boca abajo, que el viento construía a su antojo. Era un mar de arena muerto. Era un mar de dunas. Lo había oído nombrar… Lo nombraban continuamente:
U A
E L M A R D E D N S
U A
Las Dunas del Planeta rojizo como el sol. Las D N S
del planeta M – A – R – T _ E.
En la más profunda lejanía de aquel desierto de dunas, divisó un cuerpo extraño a su ahora diáfana vista. Anduvo y anduvo, enterrando los pies en la escurridiza arena, dejando atrás el límite del barranco, donde la lluvia había desaparecido: gateando subió por aquellos pequeños y no tan pequeños montículos de arena. Cuando superaba uno, se dejaba rodar por sus laderas. Casi sin fuerzas, desfallecido, subió y rodó tantas veces hasta conseguir la cima tan ansiada.
Con las manos apartó la arena acumulada en sus ojos. Se los restregó, intentando al mismo tiempo erguir su cuerpo, para poder apreciar lo que allí se encontraba. Era una flor, doblada en sí misma, casi marchita.
Al verla no lo pensó dos veces; decidió salvarla. Y murmuró:
A
G
U
A,
necesita
A
G
U
A.
Y corrió a buscarla. Tanto corrió que atravesó el planeta de punta a punta. Llegó al río Limpopo, donde el elefante había conseguido su trompa, pero estaba seco. Saltó al río más largo de aquel lugar. Al río de las aguas rojas, El Gran Nilo, pero esta vez tampoco lo consiguió. Un inmenso lecho rojo de muerte lo recorría. Se adentró en uno de los países más pobres del planeta que poseía un río sagrado que nunca se secó, era el río Badmati. Y allí tan dolorido y cansado, consiguió juntando sus manos, formar un pequeño cuenco, y recogió con gran dolor, entre los hilillos de agua, la suficiente para salvar la flor.
Atravesando de nuevo el planeta donde todo se secaba, consiguió llegar a la pequeña duna que está más allá del límite: en el desierto más desierto de todos los desiertos. Sólo tres gotas logró salvar del agua que llevaba, y con inmenso amor las dejó caer una a una en la marchita flor. En ese mismo instante el aire se impregnó de un olor intenso, hasta ese momento nunca visto ni olido. La flor comenzó a crecer, y se abrieron sus pétalos, y ya daba sombra. Y el niño que había recorrido todo el planeta, y que había llegado al país más pobre de los pobres, se echó bajo la flor y se quedó dormido en el más profundo de todos los sueños: no era el sueño de la muerte ni de la vida, ni de cuando se sueña ni se deja de soñar. Era algo inexplicable: su sueño se adentró en el sueño y no despertó. Y en el no despertar, logró adentrarse y logró cambiarlo: oyó las voces que lo llamaban, logró reconocerlas y entre las voces, acunado, regresó a su aldea. Allí, donde todos lo esperaban para aclamarlo.
Aquella mañana, despuntando el alba, amaneció la calle con grandes trazos de blanco: cientos y de todas las formas posibles habían sido dibujados por las manos inexpertas de la gente de la aldea. En cada trazo se adivinaba quién lo había dibujado: trazos gruesos, delgados, sin acabar, con el pulso inseguro...; con líneas horizontales, espirales, en zig-zag..., garabatos, puntos...; rayas cortas, y alargadas como el horizonte. Los trazos, como por arte de magia, se agrupaban y desagrupaban formando palabras, que nadie, en aquella aldea conocían: PARABENS, NAMASTE, OM, SHANTI que apuntaban hacia el principio y futuro del planeta.
En su camino a la fábrica era inevitable no ver las calles engalanadas con banderas hechas de papel de todos los colores habidos y por haber, con flequillos y agujeros de mil y una formas. Aún se podía saborear el olor, el frescor de la masa de papa fresca hecha a mano con que habían sido pegadas. Todos estaban regocijados: vestían trajes típicos y la música lo inundaba todo, hasta la más pequeña flor se había erguido para felicitarlo.
Todos, no faltó nadie. Se reunieron en la fábrica de la aldea, en la procesadora de tomates. Allí estaba su padre, su madre y su abuelo Jerónimo, que siempre le había enseñado a respetar a los que más saben, que no a los que más mandan; a todos, sólo con aquella única distinción.
Su amigo del alma, José de los Reyes, con los pies descalzos cómo solían estar en su aldea, gritaba sin parar: “!Es mi amigo, mi amigo…!”
Decenas de personas de las aldeas próximas se acercaron para celebrar el acontecimiento. Se leyeron poesías. Hubo lecturas y emotivos discursos de las autoridades. Un cantautor venido de otra de las islas con su poderosa y melodiosa voz, hizo poner los pelos de punta a cualquier ser viviente a más de mil millas de distancia.
Decía así:
Tiempo para amar
sentir, soñar
pensar que estamos
vivos
Tiempo para el tiempo
en el olvido
Tiempo de crecer
y de esperar
Tiempo en el destino
Tiempo en la niñez
reír, jugar, crecer
en uno mismo
Tiempo para el
Tiempo indefinido
L. Pastor
Cuando le preguntaron a José cómo llegó a hacerlo, contestó: “No sé, sólo hice mi trabajo. Nada más.”
La vida había vuelto, con tan solo un gesto. Y como dicen los niños de primero de la isla de aquella pequeña aldea, este cuento, este bonito cuento, se acabó. Perdonando la vanidad de aquel escritor, que pensando que aquella historia era la más bonita de las historias que se hayan escrito desde los tiempos de hadas y princesas encantadas.
¡Hacía ya tanto tiempo de eso…!
Con perdón, a aquel autor que buscó la realidad de sus recuerdos.
viernes, 26 de marzo de 2010
EL DRAGÓN Y LA MARIPOSA
EL DRAGON Y LA MARIPOSA
En un oscuro torreón
vivía en tiempos un dragón,
que Plácido se llamaba
y todo lo destrozaba:
lleno de pinchos y malas artes
Escupía fuego por todas partes.
Pero un día vino un profesor
con un libraco, y sin temor
al fiero dragón se acercó,
y de cabo a rabo lo examinó.
Midió al bicho con interés:
¡treinta metros de largo es!
Ingrato, el monstruo se tragó
El metro, y al que lo midió.
No le dolió su mala acción,
Pues bien le supo al muy glotón.
Pero el libro se le empachó
y una indigestión le dio,
y vomitó con desagrado
a sabio y libro antes tragado.
El sabio sus gafas agarró
y se marchó sin un adiós.
Mas, ¡mira!, el libro se ha dejado
A mala idea u olvidado.
El dragón se puso a leer,
¡nunca lo hubiera debido hacer!
Pues apenas el libro abrió
Su nombre escrito se encontró,
Y conoció el significado
De un nombre tan inapropiado
“PLACIDO”: manso y apacible,
dulce, tranquilo, muy sensible.
Gritó el dragón el alma en vilo.
“¡Yo no soy dulce ni tranquilo!”
Y para demostrarnos lo contrario,
Rompió en seguida su diccionario.
Y se pasó quinientos días
Haciendo mil y una fechorías.
Pero aunque trágico le pareciera,
Plácido su nombre era.
Enfermó de la tristeza,
¡le dolía la cabeza!
En la cama se metió
Y ya nunca más salió.
Sobre la hierba frondosa
danzaba una mariposa.
Se llamaba BÁRBARA, y como ves,
es dulce, bella y muy cortés.
Bailaba el vals que era un primor
Revoloteando de flor en flor.
Tan delicada y tan sensible
que cualquier ruido era insufrible.
Nunca podía dormir la siesta
con aquella autopista tan molesta,
y, corrió a buscar por eso
sosiego en un bosque espeso.
Apenas se hubo instalado
Zumbó un abejorro a su lado.
“¡Bárbaro!, dijo ella, “¡ruidoso!,
me estás estorbando el reposo”.
Zumbó el abejorro: ¡Buuu,
la única “Bárbara” eres tú!
Bárbara perdió el color:
“¡Cielos, mi nombre es un horror!”
Ya nunca más volvió a bailar,
y de puntillas se puso a andar;
pero con eso nada consiguió
pues su nombre tampoco varió.
Decidió, desesperada,
vivir sola y retirada
y en el desierto y en soledad
expiar su “barbaridad”.
Pero un día una serpiente
pasó en zig-zag por allí enfrente:
“Qué risa me da”, le contó,
“a un dragón conozco yo
que se ha metido en la cama
porque Plácido se llama.
Y ahora te encuentro a ti.
Ja, ja la vida es así.”
Guiñó un ojo insinuante
y de allí se fue reptante.
Ella conservó en su mente
lo que dijo la serpiente.
Tras doce días de reflexión,
gritó: “Hallé la solución.”
Y con ligero equipaje
emprendió su largo viaje
hasta llegar, de un tirón,
a la torre del dragón.
Blancos huesos había en la entrada
y ella llamó muy asustada.
Entró por fin al torreón
y en la cama halló al dragón
quejándose a voz en grito;
mas ella le habló bajito:
pues Bárbara me llamo yo.
¿Cambiamos ya que son nuestros
esos nombres tan mal puesto?
Al pronto, él no la entendió,
pero al rato se aclaró,
y le estrechó entusiasmado,
la mano (¡con gran cuidado!).
Y muy contentos, en suma,
cogieron papel y pluma,
y por escrito dejaron
el acuerdo que tomaron.
Se fue contenta y gozosa
Plácida la mariposa,
y Bárbaro, el fiero dragón,
la despidió con emoción.
Pero un día una serpiente
pasó en zig-zag por allí enfrente:
“Qué risa me da”, le contó,
“a un dragón conozco yo
que se ha metido en la cama
porque Plácido se llama.
Y ahora te encuentro a ti.
Ja, ja la vida es así.”
Guiñó un ojo insinuante
y de allí se fue reptante.
El dragón y la mariposa.
Michael Ende
En un oscuro torreón
vivía en tiempos un dragón,
que Plácido se llamaba
y todo lo destrozaba:
lleno de pinchos y malas artes
Escupía fuego por todas partes.
Pero un día vino un profesor
con un libraco, y sin temor
al fiero dragón se acercó,
y de cabo a rabo lo examinó.
Midió al bicho con interés:
¡treinta metros de largo es!
Ingrato, el monstruo se tragó
El metro, y al que lo midió.
No le dolió su mala acción,
Pues bien le supo al muy glotón.
Pero el libro se le empachó
y una indigestión le dio,
y vomitó con desagrado
a sabio y libro antes tragado.
El sabio sus gafas agarró
y se marchó sin un adiós.
Mas, ¡mira!, el libro se ha dejado
A mala idea u olvidado.
El dragón se puso a leer,
¡nunca lo hubiera debido hacer!
Pues apenas el libro abrió
Su nombre escrito se encontró,
Y conoció el significado
De un nombre tan inapropiado
“PLACIDO”: manso y apacible,
dulce, tranquilo, muy sensible.
Gritó el dragón el alma en vilo.
“¡Yo no soy dulce ni tranquilo!”
Y para demostrarnos lo contrario,
Rompió en seguida su diccionario.
Y se pasó quinientos días
Haciendo mil y una fechorías.
Pero aunque trágico le pareciera,
Plácido su nombre era.
Enfermó de la tristeza,
¡le dolía la cabeza!
En la cama se metió
Y ya nunca más salió.
Sobre la hierba frondosa
danzaba una mariposa.
Se llamaba BÁRBARA, y como ves,
es dulce, bella y muy cortés.
Bailaba el vals que era un primor
Revoloteando de flor en flor.
Tan delicada y tan sensible
que cualquier ruido era insufrible.
Nunca podía dormir la siesta
con aquella autopista tan molesta,
y, corrió a buscar por eso
sosiego en un bosque espeso.
Apenas se hubo instalado
Zumbó un abejorro a su lado.
“¡Bárbaro!, dijo ella, “¡ruidoso!,
me estás estorbando el reposo”.
Zumbó el abejorro: ¡Buuu,
la única “Bárbara” eres tú!
Bárbara perdió el color:
“¡Cielos, mi nombre es un horror!”
Ya nunca más volvió a bailar,
y de puntillas se puso a andar;
pero con eso nada consiguió
pues su nombre tampoco varió.
Decidió, desesperada,
vivir sola y retirada
y en el desierto y en soledad
expiar su “barbaridad”.
Pero un día una serpiente
pasó en zig-zag por allí enfrente:
“Qué risa me da”, le contó,
“a un dragón conozco yo
que se ha metido en la cama
porque Plácido se llama.
Y ahora te encuentro a ti.
Ja, ja la vida es así.”
Guiñó un ojo insinuante
y de allí se fue reptante.
Ella conservó en su mente
lo que dijo la serpiente.
Tras doce días de reflexión,
gritó: “Hallé la solución.”
Y con ligero equipaje
emprendió su largo viaje
hasta llegar, de un tirón,
a la torre del dragón.
Blancos huesos había en la entrada
y ella llamó muy asustada.
Entró por fin al torreón
y en la cama halló al dragón
quejándose a voz en grito;
mas ella le habló bajito:
pues Bárbara me llamo yo.
¿Cambiamos ya que son nuestros
esos nombres tan mal puesto?
Al pronto, él no la entendió,
pero al rato se aclaró,
y le estrechó entusiasmado,
la mano (¡con gran cuidado!).
Y muy contentos, en suma,
cogieron papel y pluma,
y por escrito dejaron
el acuerdo que tomaron.
Se fue contenta y gozosa
Plácida la mariposa,
y Bárbaro, el fiero dragón,
la despidió con emoción.
Pero un día una serpiente
pasó en zig-zag por allí enfrente:
“Qué risa me da”, le contó,
“a un dragón conozco yo
que se ha metido en la cama
porque Plácido se llama.
Y ahora te encuentro a ti.
Ja, ja la vida es así.”
Guiñó un ojo insinuante
y de allí se fue reptante.
El dragón y la mariposa.
Michael Ende
Poesías escritas por los niños y niñas de cuarto de Educación Primaria del CEIP Gran Canaria
¿Y la poesía? ¿Te gusta leerla? los alumnos del CEIP Gran Canaria, escribieron éstas el curso pasado.Fue muy divertido y con ellas construimos un cuaderno pequeñito, donde compartimos nuestros poemas. ¿Se acuerdan?
¿COMPARTES UN POEMA CON NOSOTROS?
POESIAS...
LAS PERSONAS
personas
Todos somos personas
personas
Personas personas
personas
personas
personas
personas personas
personas
personas
Unos feos y otros guapos
unos gordos y otros flapos
pero todos personas.
Las personas tienen etapas.
Primero nacen,
luego crecen,
y todas mueren.
ESPACIO
El espacio estelar.
El espacio solar.
A las estrellas
verás jugar,
Y al sol verás
Brillar.
Eugenia M. L
En el espacio
En el espacio
montones de galaxias y estrellas hay.
A Betelgeuse
le gusta la ese.
Espigo
saborea el higo.
Pismis-24
estalla en cuatro.
Arturo
no tiene ni un duro.
El agujero negro
pasea por el río Ebro.
Laurisilva y fayal-brezal
En la laurisilava
hay distintos árboles.
El viñátigo
Tiene un látigo.
El acebiño
quiere tener un niño.
El barbusano
se come un gusano.
El laurel es fiel.
Y el brezo carga peso.
Aduén J, M S
ANIMALES
El nombre de Gran Canaria
proviene de un animal,
seguro que te refieres
al nombre de Can.
La no existía,
las personas no la veían
hasta que descubrieron,
a las cochinillas.
En el Peñón de Gibraltar
monos danzando están.
Y en las costas ves como las gaviotas
sobrevolando el mar van.
Y en el horizonte
un despistado pez,
no logra ver
que un guincho se abalanza
y se lo mete en la panza.
Eduardo P R
LA CONTAMINACION
Muy peligrosa será
con la vida acabará
plantas y animales
algun día desaparecerán.
La vieja capa de ozono dolida está
¡Si no se acaba pronto esta locura,
la Tierra se destruirá
y con nosotros caerá!
En nuestras manos está
salvar el planeta
de esta amenaza
tan funesta.
Los coches y las fábricas
dañando este mundo están
y la artesanía
casi olvidada está.
Eduardo P R
La Tierra
Una casa redonda,
podría ser una pelota.
Pero una pelota azul y verde,
podría ser la Tierra.
Veo la Tierra jugando al fútbol
Con sus ocho mejores amigos:
Mercurio, Venus, Marte, Júpiter,
Saturno, Urano, neptuno y Plutón.
Pero como Plutón era más pequeño que el balón,
Sol y las estrellas ayudaron a jugar.
MAR
¿Quién eres tú?
¿Qué es la mar?
La M significa Mina.
La A significa Amor y…
La R significa Respeto. Mar.
¡Qué bonita eres mar!
Yo sin tu mina que está en tu corazón
No podría comer.
Sin tu amor
no podría estar feliz.
Sin tu respeto
no podría jugar contigo.
Mar, yo tambien te daré semillas preciosas
Para que juegues con ellas.
Te daré mucho amor
Y te respetaré como tú me respetaste.
Ludia K
MAR
El mar con el color azul,
Los peces nadando con él.
Las niñas también
se divierten nadando con él.
Algunas veces viene una ola
Grande o pequeña.
FLOR
¿Qué tipo de flor te gusta?
Me encanta la rosa.
¿Qué significa rosa?
La r significa rodear.
La o significa ola.
La s significa saludar.
La a significa alimentar.
Sara L P
Tortuga
Qué linda era mi tortuguita
tan pequeñita.
Cuando la saludaba
ella me miraba.
Con esos ojos tan bonitos
le doy de comer.
Unos buenos bocaditos
para que pueda comer.
Las plantas
¡Qué lindas las plantas,
cuando florecen
tan hermosistas
que crecen!
Me gustan mucho
como un abrazucho
son tan bonitas
como las mariquitas.
Todas ellas de colores,
se mueven con el viento,
todas desprenden olores,
al paso de los sarantontones.
Andrea C A
ÁRBOL
Belleza inigualable,
silencio lleno de hojas,
magia oculta.
Secreto secreto,
magia magistral,
y silencio sepulcral, árbol.
Armadura de madera,
fechas de hojas,
corazón de savia.
Secreto secreto,
magia magistral,
y silencio sepulcral, árbol.
Piernas marrones,
Tronco marrón,
y brazos marrones con dedos verdes, arbol.
Olmo N. G G
MAR
En ti reinan vida,
paz tranquila,
y ruido sosegado, mar.
Agua cristalina,
agua azul,
¿qué secretos tienes, mar?
Como un suspiro se mueven tus olas,
como un sueño crecen tus algas,
y con gracia se mueven tus aguas, mar.
Agua cristalina,
agua azul,
¿qué secretos tienes, mar?
Y cuando se pone el sol,
de color te pones,
y muestras todo tu esplendor, mar.
Olmo N G G
El invierno
El aire frío,
todo de nieve,
y un arbolillo
lleno de nieve.
Ese mismo día,
la nieve era más fuerte
y el arbolillo no podía
con el frío que hacía.
La Primavera
El aire en la ventana
verde la hierba
y una violeta
alegre como la cometa.
Pasa el aire por un pino
la paloma se limpia el pico
y el canario en la ventana
canta muy de mañana.
Selena R
Ya llegó la primavera
Oliendo la flor,
oliendo su olor.
Cantando con la primavera
menuda estación.
Mi madre me llama,
me tengo que ir,
mi madre es la ama
de todo el jardín.
Mi madre no se ha enfadado,
no me ha regañado,
mi madre me ha llamado
para regalarme este regalo.
Catalina M
SILENCIO
SILENCIO
La S nos dice: silencio.
La I nos da inspiración.
La L nos da lo mejor.
La E nos da emoción.
La N nos da nostalgia.
La C nos da cariño.
La I nos da ilusión.
La O nos da la ocasión.
Daniel R Q
LAS ESTACIONES
La primavera es alegre
es una estación muy bonita
las flores florecen alegres
y llueve felizmente.
El verano es disfrutar
divertirse con juegos al aire libre
disfrutar con la naturaleza
y muchas cosas más.
En otoño vuelves al colegio
y las hojas de los árboles se caen
y se caen
porque se secan
y en otoño los días se hacen más cortos.
En invierno hace frío
nieva en la montaña
todo el mundo se abriga
y se celebra la navidad.
Andrés C D
Estaciones…
Cuando la primavera florece
las flores lo hacen con ella
se hacen mas hermosas y más rosas.
Cuando el verano resurge,
el calor nos invade
y un chaparrón sería lo mejor.
Cuando el invierno vuelve de nuevo
nieve y el hielo es lo que cae del cielo.
Cuando llega el otoño
Las hojas caducas caducan y
se caen para no crecer más.
Azael D
AMOR
Amor es querer
Amor es saber
Amor es tener,
pues cuando estoy nerviosa
estoy cerca de él.
No me arrepiento
de amarte.
Porque me gustas
como eres.
Ni muy alegre
ni muy enfadón.
Por eso te lo digo
con el corazón.
Isabel P
EL ESPACIO
El Neptuno un planeta.
Un planeta agudo y mudo.
En él viven, verdes marcianos
con naves parecidas a su color.
Meteoritos y cometas
vuelan por el cielo
brillando e iluminando
a la Tierra están.
Con el Big Bang
por arte de magia
la Tierra surgió
y con la Tierra
muchos más planetas.
Daniel R de P
El amor
El amor es como
una flor, que florece
en primavera
y se marchita en invierno.
El amor, el amor, el amor,
hace que los campos se vean mejor.
El mar
El mar es transparente,
el mar es bonito, cuando dos olas
chocan sin parar.
Refleja su luz en el mar,
sol que estás brillando arriba en el cielo,
refleja en tus dorados cabellos,
que mojados en él parece una sirena.
Tristeza
La T es amor
La R es rapidez
La I es tristeza
La S es dolor
La T es cariñosa
La E es espectacular
La Z es fantástico
La A es alegría
Delfín S A
Estaciones
Empiezan a crecer las flores
con sus bellos olores
y sus hermosos colores.
Soy la primavera.
Empiezan a dar frutos
de los árboles y arbustos
mientras los pájaros, cantan juntos.
Soy el verano.
Empiezan a caerse las hojas,
que a los árboles los deja calvos
pero dentro de poco,
estarán cubiertos de hojas verdes y hermosas.
Soy el otoño.
Empieza a caer nieve.
Blanca y fría nieve.
Salgo a hacer mi muñeco de nieve.
Soy el invierno.
Somos las cuatro estaciones del año:
La primavera,
el invierno,
el verano
y el otoño.
Clara C L
Soy el perro donperfecto
Soy el perro donperfecto.
Un perro que lo hace todo perfecto.
Suelo ladrar
Pero no cantar.
Soy muy listo
y no me despisto.
No soy molesto.
Estoy muy atento.
Está claro que soy …
el perro donperfecto.
Mar, agua azul
Mar, en ti crece vida ,
en ti crece alimento.
Mar, tú me limpias el cuerpo,
me das de beber.
Mar, yo te cuido como tú me cuidas,
yo te respeto como tú me respetas,
yo te amo como tú me amas.
Mar, sin ti no hay felicidad.
Clara C L
Mi amiga vomitona
Mi amiga está loca
y no quiere trabajar.
Bebía, bebía y bebía
y, se quería atragantar.
Vomitó, se ha manchado
el trabajo
Y no podía trabajar.
José Arsenio P
Mirando a Dios
Era una mariposa
que era muy linda
como una guinda.
Era pequeña
como una hoja
y tan grandosa
coma una osa.
Un día se encontró
una gran flor
y le preguntó:
¿Eres el buen Dios?
Sí, contestó.
El alma se le abrió.
Sara L P
Sueño
Eres lo que un día soñé al despertarme
lo que un día me imaginé.
Lo que siempre he deseado
Eres ese hombre Perfecto,
Al que se le llama príncipe
azul…
Valeria de la R
El árbol se cambia
En primavera
el árbol se alegra.
En verano,
Se carga de frutos el manzano.
En otoño,
El árbol se hace un moño.
En invierno,
el árbol dice que es un frío eterno.
Aduén J. M S
Locura de amor
Amor, amor, hazme un favor, profesor.
Te llevo en un camión lleno de carbón.
Tú serás rica y te comerás algo rico.
¡Era una broma y ahora una coma!
Toma mi Kimono y un nuevo cono
De un helado lleno de nuevos tonos.
Luis R
Estaciones
La primavera es bonita,
el verano es caluroso,
y todos los animales
salta que te salta.
En otoño los árboles
se quedan calvos.
En el invierno
todo se queda
Bbanco.
Eugenia M M
AMOR
Yo te amo con todo mi corazón
no me dejas elección, mi amor,
yo te quiero con mucho amor.
Y te quiero tanto que te doy vida y amor.
Te quiero con mucha pasión
y cuando suena una canción l
ate mi corazón,
con fuerza y emoción.
Yo te amo con todo mi corazón
Y cuando te veo pierdo la razón,
pero no hay mayor ilusión
que sentirte dentro de mi corazón.
Ana S del P
PLANTAS
Floreces cuando quieres,
de color verde,
siempre eres.
Pulgones a veces
te quieren matar,
pero insectos amigos
te defienden sin parar.
¡Qué bonita!
Cuando floreces escupes tinta,
¡Qué bonita!
Tú siempre está limpita, ¡oh planta!, ¡oh plantita!
¡Tú siempre estás tan bonita!
Eduardo P R
LA TIERRA
La Tierra ha dado vida,
vida a muchas cosas,
como plantas, animales o
personas, muchas personas.
La Tierra es redonda,
redonda como un círculo.
Tiene mar azul, tierra marrón
Todo eso es la Tierra redonda.
Sergio del A A
TIERRA
América armada,
con su Norte
y su Sur.
Asia misericordiosa,
azotada por guerras
que el mundo destruyen.
África calurosa,
con desierto
y selva.
Europa gigante,
con varias lenguas
en sus países.
Oceanía enorme,
hecha por islas
en distintos lugares.
Olmo N G G
EDUCAR…
Educar es lo mismo
que poner motor a una barca…
hay que medir, pesar, equilibrar…
…y poner todo en marcha.
Para eso,
uno tiene que llevar en el alma
un poco de marino…
un poco de pirata…
un poco de poeta…
y un kilo y medio de paciencia
concentrada.
Pero es consolador soñar
mientras uno trabaja,
que ese barco, ese niño
irá muy lejos por el agua.
Soñar que ese navío
llevará nuestra carga de palabras
hacia puertos distantes,
hacia islas lejanas.
Soñar que cuando un día
esté durmiendo nuestra propia barca,
en barcos nuevos seguirá
nuestra bandera
enarbolada.
Gabriel Celaya
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POESIAS...
LAS PERSONAS
personas
Todos somos personas
personas
Personas personas
personas
personas
personas
personas personas
personas
personas
Unos feos y otros guapos
unos gordos y otros flapos
pero todos personas.
Las personas tienen etapas.
Primero nacen,
luego crecen,
y todas mueren.
ESPACIO
El espacio estelar.
El espacio solar.
A las estrellas
verás jugar,
Y al sol verás
Brillar.
Eugenia M. L
En el espacio
En el espacio
montones de galaxias y estrellas hay.
A Betelgeuse
le gusta la ese.
Espigo
saborea el higo.
Pismis-24
estalla en cuatro.
Arturo
no tiene ni un duro.
El agujero negro
pasea por el río Ebro.
Laurisilva y fayal-brezal
En la laurisilava
hay distintos árboles.
El viñátigo
Tiene un látigo.
El acebiño
quiere tener un niño.
El barbusano
se come un gusano.
El laurel es fiel.
Y el brezo carga peso.
Aduén J, M S
ANIMALES
El nombre de Gran Canaria
proviene de un animal,
seguro que te refieres
al nombre de Can.
La no existía,
las personas no la veían
hasta que descubrieron,
a las cochinillas.
En el Peñón de Gibraltar
monos danzando están.
Y en las costas ves como las gaviotas
sobrevolando el mar van.
Y en el horizonte
un despistado pez,
no logra ver
que un guincho se abalanza
y se lo mete en la panza.
Eduardo P R
LA CONTAMINACION
Muy peligrosa será
con la vida acabará
plantas y animales
algun día desaparecerán.
La vieja capa de ozono dolida está
¡Si no se acaba pronto esta locura,
la Tierra se destruirá
y con nosotros caerá!
En nuestras manos está
salvar el planeta
de esta amenaza
tan funesta.
Los coches y las fábricas
dañando este mundo están
y la artesanía
casi olvidada está.
Eduardo P R
La Tierra
Una casa redonda,
podría ser una pelota.
Pero una pelota azul y verde,
podría ser la Tierra.
Veo la Tierra jugando al fútbol
Con sus ocho mejores amigos:
Mercurio, Venus, Marte, Júpiter,
Saturno, Urano, neptuno y Plutón.
Pero como Plutón era más pequeño que el balón,
Sol y las estrellas ayudaron a jugar.
MAR
¿Quién eres tú?
¿Qué es la mar?
La M significa Mina.
La A significa Amor y…
La R significa Respeto. Mar.
¡Qué bonita eres mar!
Yo sin tu mina que está en tu corazón
No podría comer.
Sin tu amor
no podría estar feliz.
Sin tu respeto
no podría jugar contigo.
Mar, yo tambien te daré semillas preciosas
Para que juegues con ellas.
Te daré mucho amor
Y te respetaré como tú me respetaste.
Ludia K
MAR
El mar con el color azul,
Los peces nadando con él.
Las niñas también
se divierten nadando con él.
Algunas veces viene una ola
Grande o pequeña.
FLOR
¿Qué tipo de flor te gusta?
Me encanta la rosa.
¿Qué significa rosa?
La r significa rodear.
La o significa ola.
La s significa saludar.
La a significa alimentar.
Sara L P
Tortuga
Qué linda era mi tortuguita
tan pequeñita.
Cuando la saludaba
ella me miraba.
Con esos ojos tan bonitos
le doy de comer.
Unos buenos bocaditos
para que pueda comer.
Las plantas
¡Qué lindas las plantas,
cuando florecen
tan hermosistas
que crecen!
Me gustan mucho
como un abrazucho
son tan bonitas
como las mariquitas.
Todas ellas de colores,
se mueven con el viento,
todas desprenden olores,
al paso de los sarantontones.
Andrea C A
ÁRBOL
Belleza inigualable,
silencio lleno de hojas,
magia oculta.
Secreto secreto,
magia magistral,
y silencio sepulcral, árbol.
Armadura de madera,
fechas de hojas,
corazón de savia.
Secreto secreto,
magia magistral,
y silencio sepulcral, árbol.
Piernas marrones,
Tronco marrón,
y brazos marrones con dedos verdes, arbol.
Olmo N. G G
MAR
En ti reinan vida,
paz tranquila,
y ruido sosegado, mar.
Agua cristalina,
agua azul,
¿qué secretos tienes, mar?
Como un suspiro se mueven tus olas,
como un sueño crecen tus algas,
y con gracia se mueven tus aguas, mar.
Agua cristalina,
agua azul,
¿qué secretos tienes, mar?
Y cuando se pone el sol,
de color te pones,
y muestras todo tu esplendor, mar.
Olmo N G G
El invierno
El aire frío,
todo de nieve,
y un arbolillo
lleno de nieve.
Ese mismo día,
la nieve era más fuerte
y el arbolillo no podía
con el frío que hacía.
La Primavera
El aire en la ventana
verde la hierba
y una violeta
alegre como la cometa.
Pasa el aire por un pino
la paloma se limpia el pico
y el canario en la ventana
canta muy de mañana.
Selena R
Ya llegó la primavera
Oliendo la flor,
oliendo su olor.
Cantando con la primavera
menuda estación.
Mi madre me llama,
me tengo que ir,
mi madre es la ama
de todo el jardín.
Mi madre no se ha enfadado,
no me ha regañado,
mi madre me ha llamado
para regalarme este regalo.
Catalina M
SILENCIO
SILENCIO
La S nos dice: silencio.
La I nos da inspiración.
La L nos da lo mejor.
La E nos da emoción.
La N nos da nostalgia.
La C nos da cariño.
La I nos da ilusión.
La O nos da la ocasión.
Daniel R Q
LAS ESTACIONES
La primavera es alegre
es una estación muy bonita
las flores florecen alegres
y llueve felizmente.
El verano es disfrutar
divertirse con juegos al aire libre
disfrutar con la naturaleza
y muchas cosas más.
En otoño vuelves al colegio
y las hojas de los árboles se caen
y se caen
porque se secan
y en otoño los días se hacen más cortos.
En invierno hace frío
nieva en la montaña
todo el mundo se abriga
y se celebra la navidad.
Andrés C D
Estaciones…
Cuando la primavera florece
las flores lo hacen con ella
se hacen mas hermosas y más rosas.
Cuando el verano resurge,
el calor nos invade
y un chaparrón sería lo mejor.
Cuando el invierno vuelve de nuevo
nieve y el hielo es lo que cae del cielo.
Cuando llega el otoño
Las hojas caducas caducan y
se caen para no crecer más.
Azael D
AMOR
Amor es querer
Amor es saber
Amor es tener,
pues cuando estoy nerviosa
estoy cerca de él.
No me arrepiento
de amarte.
Porque me gustas
como eres.
Ni muy alegre
ni muy enfadón.
Por eso te lo digo
con el corazón.
Isabel P
EL ESPACIO
El Neptuno un planeta.
Un planeta agudo y mudo.
En él viven, verdes marcianos
con naves parecidas a su color.
Meteoritos y cometas
vuelan por el cielo
brillando e iluminando
a la Tierra están.
Con el Big Bang
por arte de magia
la Tierra surgió
y con la Tierra
muchos más planetas.
Daniel R de P
El amor
El amor es como
una flor, que florece
en primavera
y se marchita en invierno.
El amor, el amor, el amor,
hace que los campos se vean mejor.
El mar
El mar es transparente,
el mar es bonito, cuando dos olas
chocan sin parar.
Refleja su luz en el mar,
sol que estás brillando arriba en el cielo,
refleja en tus dorados cabellos,
que mojados en él parece una sirena.
Tristeza
La T es amor
La R es rapidez
La I es tristeza
La S es dolor
La T es cariñosa
La E es espectacular
La Z es fantástico
La A es alegría
Delfín S A
Estaciones
Empiezan a crecer las flores
con sus bellos olores
y sus hermosos colores.
Soy la primavera.
Empiezan a dar frutos
de los árboles y arbustos
mientras los pájaros, cantan juntos.
Soy el verano.
Empiezan a caerse las hojas,
que a los árboles los deja calvos
pero dentro de poco,
estarán cubiertos de hojas verdes y hermosas.
Soy el otoño.
Empieza a caer nieve.
Blanca y fría nieve.
Salgo a hacer mi muñeco de nieve.
Soy el invierno.
Somos las cuatro estaciones del año:
La primavera,
el invierno,
el verano
y el otoño.
Clara C L
Soy el perro donperfecto
Soy el perro donperfecto.
Un perro que lo hace todo perfecto.
Suelo ladrar
Pero no cantar.
Soy muy listo
y no me despisto.
No soy molesto.
Estoy muy atento.
Está claro que soy …
el perro donperfecto.
Mar, agua azul
Mar, en ti crece vida ,
en ti crece alimento.
Mar, tú me limpias el cuerpo,
me das de beber.
Mar, yo te cuido como tú me cuidas,
yo te respeto como tú me respetas,
yo te amo como tú me amas.
Mar, sin ti no hay felicidad.
Clara C L
Mi amiga vomitona
Mi amiga está loca
y no quiere trabajar.
Bebía, bebía y bebía
y, se quería atragantar.
Vomitó, se ha manchado
el trabajo
Y no podía trabajar.
José Arsenio P
Mirando a Dios
Era una mariposa
que era muy linda
como una guinda.
Era pequeña
como una hoja
y tan grandosa
coma una osa.
Un día se encontró
una gran flor
y le preguntó:
¿Eres el buen Dios?
Sí, contestó.
El alma se le abrió.
Sara L P
Sueño
Eres lo que un día soñé al despertarme
lo que un día me imaginé.
Lo que siempre he deseado
Eres ese hombre Perfecto,
Al que se le llama príncipe
azul…
Valeria de la R
El árbol se cambia
En primavera
el árbol se alegra.
En verano,
Se carga de frutos el manzano.
En otoño,
El árbol se hace un moño.
En invierno,
el árbol dice que es un frío eterno.
Aduén J. M S
Locura de amor
Amor, amor, hazme un favor, profesor.
Te llevo en un camión lleno de carbón.
Tú serás rica y te comerás algo rico.
¡Era una broma y ahora una coma!
Toma mi Kimono y un nuevo cono
De un helado lleno de nuevos tonos.
Luis R
Estaciones
La primavera es bonita,
el verano es caluroso,
y todos los animales
salta que te salta.
En otoño los árboles
se quedan calvos.
En el invierno
todo se queda
Bbanco.
Eugenia M M
AMOR
Yo te amo con todo mi corazón
no me dejas elección, mi amor,
yo te quiero con mucho amor.
Y te quiero tanto que te doy vida y amor.
Te quiero con mucha pasión
y cuando suena una canción l
ate mi corazón,
con fuerza y emoción.
Yo te amo con todo mi corazón
Y cuando te veo pierdo la razón,
pero no hay mayor ilusión
que sentirte dentro de mi corazón.
Ana S del P
PLANTAS
Floreces cuando quieres,
de color verde,
siempre eres.
Pulgones a veces
te quieren matar,
pero insectos amigos
te defienden sin parar.
¡Qué bonita!
Cuando floreces escupes tinta,
¡Qué bonita!
Tú siempre está limpita, ¡oh planta!, ¡oh plantita!
¡Tú siempre estás tan bonita!
Eduardo P R
LA TIERRA
La Tierra ha dado vida,
vida a muchas cosas,
como plantas, animales o
personas, muchas personas.
La Tierra es redonda,
redonda como un círculo.
Tiene mar azul, tierra marrón
Todo eso es la Tierra redonda.
Sergio del A A
TIERRA
América armada,
con su Norte
y su Sur.
Asia misericordiosa,
azotada por guerras
que el mundo destruyen.
África calurosa,
con desierto
y selva.
Europa gigante,
con varias lenguas
en sus países.
Oceanía enorme,
hecha por islas
en distintos lugares.
Olmo N G G
EDUCAR…
Educar es lo mismo
que poner motor a una barca…
hay que medir, pesar, equilibrar…
…y poner todo en marcha.
Para eso,
uno tiene que llevar en el alma
un poco de marino…
un poco de pirata…
un poco de poeta…
y un kilo y medio de paciencia
concentrada.
Pero es consolador soñar
mientras uno trabaja,
que ese barco, ese niño
irá muy lejos por el agua.
Soñar que ese navío
llevará nuestra carga de palabras
hacia puertos distantes,
hacia islas lejanas.
Soñar que cuando un día
esté durmiendo nuestra propia barca,
en barcos nuevos seguirá
nuestra bandera
enarbolada.
Gabriel Celaya
Brif, Bruf, Braf
Brif, bruf, braf
Dos niños estaban jugando en un tranquilo patio, a inventarse un idioma especial para poder hablar entre ellos sin que nadie más les entendiera.
_ Brif, braf _ dijo el primero.
_ Braf, brof _ respondió el segundo.
Y soltaron una carcajada.
En un balcón del primer piso había un buen viejecito leyendo el periódico, y asomada a la ventana de enfrente había una viejecita ni buena ni mala.
_ ¡Qué tontos son esos niños! _ dijo la señora.
Pero el buen hombre no estaba de acuerdo:
_ A mí no me lo parecen.
_ No va a decirme que ha entendido lo que han dicho…
_ Pues sí, lo he entendido todo. El primero ha dicho:
“Qué bonito día”. El segundo ha contestado:“Mañana será más bonito todavía”.
La señora hizo una mueca, pero no dijo nada, porque los niños se habían puesto a hablar de nuevo en su idioma.
_ Marasqui, barabasqui, pipirimosqui _ dijo el primero.
_ Bruf, respondió el segundo.
Y de nuevo los dos se pusieron a reír.
_¡No irá a decirme que ahora también los ha entendido…! _ exclamó indignada la viejecita.
_ Pues ahora también lo he entendido todo _ respondió sonriendo el viejecito_. El primero ha dicho:“Qué felices somos por estar en el mundo”. Y el segundo ha contestado:“ El mundo es bellísimo”.
_ Pero ¿acaso es bonito de verdad? _ insistió la viejecita.
_ Brif, bruf, braf _ respondió el viejecito.
Gianni Rodari
¿Sabes quién es Gianni Rodari? Si estás interesado... ¿Cómo obtienes información de este escritor? Si lo haces comunícanoslo y cuentanos cómo te las ingeniaste para saber que... Gianni Rodari es (...)
Dos niños estaban jugando en un tranquilo patio, a inventarse un idioma especial para poder hablar entre ellos sin que nadie más les entendiera.
_ Brif, braf _ dijo el primero.
_ Braf, brof _ respondió el segundo.
Y soltaron una carcajada.
En un balcón del primer piso había un buen viejecito leyendo el periódico, y asomada a la ventana de enfrente había una viejecita ni buena ni mala.
_ ¡Qué tontos son esos niños! _ dijo la señora.
Pero el buen hombre no estaba de acuerdo:
_ A mí no me lo parecen.
_ No va a decirme que ha entendido lo que han dicho…
_ Pues sí, lo he entendido todo. El primero ha dicho:
“Qué bonito día”. El segundo ha contestado:“Mañana será más bonito todavía”.
La señora hizo una mueca, pero no dijo nada, porque los niños se habían puesto a hablar de nuevo en su idioma.
_ Marasqui, barabasqui, pipirimosqui _ dijo el primero.
_ Bruf, respondió el segundo.
Y de nuevo los dos se pusieron a reír.
_¡No irá a decirme que ahora también los ha entendido…! _ exclamó indignada la viejecita.
_ Pues ahora también lo he entendido todo _ respondió sonriendo el viejecito_. El primero ha dicho:“Qué felices somos por estar en el mundo”. Y el segundo ha contestado:“ El mundo es bellísimo”.
_ Pero ¿acaso es bonito de verdad? _ insistió la viejecita.
_ Brif, bruf, braf _ respondió el viejecito.
Gianni Rodari
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Teseo y el Minotauro
Teseo y el Minotauro
Hace miles de años, la isla de Creta era gobernada por un famoso rey llamado Minos. Eran tiempos de prosperidad y riqueza. El poder del soberano se extendía sobre muchas islas del mar Egeo y los demás pueblos sentían un gran respeto por los cretenses.
Minos llevaba ya muchos años en el gobierno cuando recibió la terrible noticia de la muerte de su hijo. Había sido asesinado en
HYPERLINK "http://www.luventicus.org/articulos/03A015/atenas.html"
Atenas
. Su ira no se hizo esperar. Reunió al ejército y declaró la guerra contra los atenienses.
Atenas, en aquel tiempo, era aún una ciudad pequeña y no pudo hacer frente al ejército de Minos. Por eso envió a sus embajadores a convenir la paz con el rey cretense. Minos los recibió y les dijo que aceptaba no destruir Atenas pero que ellos debían cumplir con una condición: enviar a catorce jóvenes, siete varones y siete mujeres, a la isla de Creta, para ser arrojados al Minotauro.
En el palacio de Minos había un inmenso laberinto, con cientos de salas, pasillos y galerías. Era tan grande que si alguien entraba en él jamás encontraba la salida. Dentro del laberinto vivía el Minotauro, monstruo con cabeza de toro y cuerpo de hombre. Cada luna nueva, los cretenses debían internar a un hombre en el laberinto para que el monstruo lo devorara. Si no lo hacían, salía fuera y llenaba la isla de muerte y dolor.
Cuando se enteraron de la condición que ponía Minos, los atenienses se estremecieron. No tenían alternativa. Si se rehusaban, los cretenses destruirían la ciudad y muchos morirían. Mientras todos se lamentaban, el hijo del rey, el valiente Teseo, dio un paso adelante y se ofreció para ser uno de los jóvenes que viajarían a Creta.
El barco que llevaba a los jóvenes atenienses tenía velas negras en señal de luto por el destino oscuro que le esperaba a sus tripulantes. Teseo acordó con su padre, el rey Egeo de Atenas, que, si lograba vencer al Minotauro, izaría velas blancas. De este modo el rey sabría qué suerte había corrido su hijo.
En Creta, los jóvenes estaban alojados en una casa a la espera del día en que el primero de ellos fuera arrojado al Minotauro. Durante esos días, Teseo conoció a Ariadna, la hija mayor de Minos. Ariadna se enamoró de él y decidió ayudarlo a Matar al monstruo y salir del laberinto. Por eso le dio una espada mágica y un ovillo de hilo que debía atar a la entrada y desenrollar por el camino para encontrar luego la salida.
Ariadna le pidió a Teseo que le prometiera que, si lograba matar al Minotauro, la llevaría luego con él a Atenas, ya que el rey jamás le perdonaría haberlo ayudado.
Llegó el día en que el primer ateniense debía ser entregado al Minotauro. Teseo pidió ser él quien marchara hacia el laberinto. Una vez allí, ató una de las puntas del ovillo a una piedra y comenzó a adentrarse lentamente por los pasillos y las galerías. A cada paso aumentaba la oscuridad. El silencio era total hasta que, de pronto, comenzó a escuchar a lo lejos unos resoplidos como de toro. El ruido era cada vez mayor.
Por un momento Teseo sintió deseos de escapar. Pero se sobrepuso al miedo e ingresó a una gran sala. Allí estaba el Minotauro. Era tan terrible y aterrador como jamás lo había imaginado. Sus mugidos llenos de ira eran ensordecedores. Cuando el monstruo se abalanzó sobre Teseo, éste pudo clavarle la espada. El Minotauro se desplomó en el suelo. Teseo lo había vencido.
Cuando Teseo logró reponerse, tomó el ovillo y se dirigió hacia la entrada. Allí lo esperaba Ariadna, quien lo recibió con un abrazo. Al enterarse de la muerte del Minotauro, el rey Minos permitió a los jóvenes atenienses volver a su patria. Antes de que zarparan, Teseo introdujo en secreto a Ariadna en el barco, para cumplir su promesa. A ella se agregó su hermana Fedra, que no quería separarse de su hermana.
El viaje de regreso fue complicado. Una tormenta los arrojó a una isla. En ella se extravió Ariadna y, a pesar de todos los esfuerzos, no pudieron encontrarla. Los atenienses, junto a Fedra, continuaron viaje hacia su ciudad. Cuando Ariadna, que estaba desmayada, se repuso, corrió hacia la costa y gritó con todas sus fuerzas, pero el barco ya estaba muy lejos.
Teseo, contrariado y triste por lo ocurrido con Ariadna, olvidó izar las velas blancas. El rey Egeo iba todos los días a la orilla del mar a ver si ya regresaba la nave. Cuando vio las velas negras pensó que su hijo había muerto. De la tristeza no quiso ya seguir viviendo y se arrojó desde una altura al mar. Teseo fue recibido en Atenas como un héroe. Los atenienses lo proclamaron rey de Atenas y Teseo tomó como esposa a Fedra.
¿Los podrás poner en orden? ADELANTE...
1.
Hace mucho tiempo, en Grecia, vivían grandes héroes. Fabulosas leyendas narran su historia. Aquí tienes la de Teseo.
__.
El rey Egeo ama a una joven que vive lejos de la corte y que espera un hijo suyo. Antes de partir, el rey clava su espada en una pesada piedra y le dice:
“Si nuestro hijo es un muchacho, lo reconoceré gracias a esta espada”.
__.
Meses más tarde, la mujer dio a luz a Teseo. Al cumplir dieciséis años, ella le repite las palabras del rey. Teseo, que es muy fuerte, levanta la roca, arranca la espada y va en busca de su padre. En el camino lucha contra los bandidos.
__.
Cuando Teseo llega a la corte del rey, su padre, todo el mundo conoce sus hazañas. El rey ve la espada y reconoce a su hijo.
Por la noche tiene lugar un gran banquete en honor de Teseo. Pero su padre está triste, porque se avecina una desgracia. Su vecino el rey de Creta tiene en su corte a un horrible monstruo con cuerpo de hombre y cabeza de toro: el Minotauro.
__.
Todos los años deben ofrecerse siete muchachas y siete muchachos griegos para que sirvan de alimento al Minotauro, encerrado en un sombrío laberinto del que nadie puede salir. La próxima ofrenda está en marcha.
__.
Teseo es un hombre valiente. Ama con ternura a su padre y decide ayudarlo, yendo a matar a ese horrible monstruo.
Toma el lugar de uno de los jóvenes y sube al barco que zarpa hacia Creta. Al llegar a la isla, Teseo se encuentra con Ariadna, la hija del rey de Creta. Ariadna se enamora inmediatamente de él.
__.
Esa noche ella le da una madeja de hilo y le dice: “Mañana , en el laberinto, ata el extremo del hilo a una columna junto a la puerta y desenrolla la madeja mientras avanzas. Así encontrarás la salida”.
Los jóvenes están aterrorizados. Pero Teseo sigue los consejos de Ariadna y se interna en el laberinto. De pronto, el Minotauro aparece ante él.
__.
Teseo desenvaina la espada mágica rápidamente y se la clava al monstruo en el corazón. Para salir del laberinto, Teseo se orienta siguiendo el hilo que ha dejado a lo largo del camino.
Junto a sus compañeros se reencuentra con Ariadna que los espera fuera. Se celebra una fiesta. Todos se abrazan riendo. Suben al barco y vuelven a Grecia.
Hace miles de años, la isla de Creta era gobernada por un famoso rey llamado Minos. Eran tiempos de prosperidad y riqueza. El poder del soberano se extendía sobre muchas islas del mar Egeo y los demás pueblos sentían un gran respeto por los cretenses.
Minos llevaba ya muchos años en el gobierno cuando recibió la terrible noticia de la muerte de su hijo. Había sido asesinado en
HYPERLINK "http://www.luventicus.org/articulos/03A015/atenas.html"
Atenas
. Su ira no se hizo esperar. Reunió al ejército y declaró la guerra contra los atenienses.
Atenas, en aquel tiempo, era aún una ciudad pequeña y no pudo hacer frente al ejército de Minos. Por eso envió a sus embajadores a convenir la paz con el rey cretense. Minos los recibió y les dijo que aceptaba no destruir Atenas pero que ellos debían cumplir con una condición: enviar a catorce jóvenes, siete varones y siete mujeres, a la isla de Creta, para ser arrojados al Minotauro.
En el palacio de Minos había un inmenso laberinto, con cientos de salas, pasillos y galerías. Era tan grande que si alguien entraba en él jamás encontraba la salida. Dentro del laberinto vivía el Minotauro, monstruo con cabeza de toro y cuerpo de hombre. Cada luna nueva, los cretenses debían internar a un hombre en el laberinto para que el monstruo lo devorara. Si no lo hacían, salía fuera y llenaba la isla de muerte y dolor.
Cuando se enteraron de la condición que ponía Minos, los atenienses se estremecieron. No tenían alternativa. Si se rehusaban, los cretenses destruirían la ciudad y muchos morirían. Mientras todos se lamentaban, el hijo del rey, el valiente Teseo, dio un paso adelante y se ofreció para ser uno de los jóvenes que viajarían a Creta.
El barco que llevaba a los jóvenes atenienses tenía velas negras en señal de luto por el destino oscuro que le esperaba a sus tripulantes. Teseo acordó con su padre, el rey Egeo de Atenas, que, si lograba vencer al Minotauro, izaría velas blancas. De este modo el rey sabría qué suerte había corrido su hijo.
En Creta, los jóvenes estaban alojados en una casa a la espera del día en que el primero de ellos fuera arrojado al Minotauro. Durante esos días, Teseo conoció a Ariadna, la hija mayor de Minos. Ariadna se enamoró de él y decidió ayudarlo a Matar al monstruo y salir del laberinto. Por eso le dio una espada mágica y un ovillo de hilo que debía atar a la entrada y desenrollar por el camino para encontrar luego la salida.
Ariadna le pidió a Teseo que le prometiera que, si lograba matar al Minotauro, la llevaría luego con él a Atenas, ya que el rey jamás le perdonaría haberlo ayudado.
Llegó el día en que el primer ateniense debía ser entregado al Minotauro. Teseo pidió ser él quien marchara hacia el laberinto. Una vez allí, ató una de las puntas del ovillo a una piedra y comenzó a adentrarse lentamente por los pasillos y las galerías. A cada paso aumentaba la oscuridad. El silencio era total hasta que, de pronto, comenzó a escuchar a lo lejos unos resoplidos como de toro. El ruido era cada vez mayor.
Por un momento Teseo sintió deseos de escapar. Pero se sobrepuso al miedo e ingresó a una gran sala. Allí estaba el Minotauro. Era tan terrible y aterrador como jamás lo había imaginado. Sus mugidos llenos de ira eran ensordecedores. Cuando el monstruo se abalanzó sobre Teseo, éste pudo clavarle la espada. El Minotauro se desplomó en el suelo. Teseo lo había vencido.
Cuando Teseo logró reponerse, tomó el ovillo y se dirigió hacia la entrada. Allí lo esperaba Ariadna, quien lo recibió con un abrazo. Al enterarse de la muerte del Minotauro, el rey Minos permitió a los jóvenes atenienses volver a su patria. Antes de que zarparan, Teseo introdujo en secreto a Ariadna en el barco, para cumplir su promesa. A ella se agregó su hermana Fedra, que no quería separarse de su hermana.
El viaje de regreso fue complicado. Una tormenta los arrojó a una isla. En ella se extravió Ariadna y, a pesar de todos los esfuerzos, no pudieron encontrarla. Los atenienses, junto a Fedra, continuaron viaje hacia su ciudad. Cuando Ariadna, que estaba desmayada, se repuso, corrió hacia la costa y gritó con todas sus fuerzas, pero el barco ya estaba muy lejos.
Teseo, contrariado y triste por lo ocurrido con Ariadna, olvidó izar las velas blancas. El rey Egeo iba todos los días a la orilla del mar a ver si ya regresaba la nave. Cuando vio las velas negras pensó que su hijo había muerto. De la tristeza no quiso ya seguir viviendo y se arrojó desde una altura al mar. Teseo fue recibido en Atenas como un héroe. Los atenienses lo proclamaron rey de Atenas y Teseo tomó como esposa a Fedra.
¿Los podrás poner en orden? ADELANTE...
1.
Hace mucho tiempo, en Grecia, vivían grandes héroes. Fabulosas leyendas narran su historia. Aquí tienes la de Teseo.
__.
El rey Egeo ama a una joven que vive lejos de la corte y que espera un hijo suyo. Antes de partir, el rey clava su espada en una pesada piedra y le dice:
“Si nuestro hijo es un muchacho, lo reconoceré gracias a esta espada”.
__.
Meses más tarde, la mujer dio a luz a Teseo. Al cumplir dieciséis años, ella le repite las palabras del rey. Teseo, que es muy fuerte, levanta la roca, arranca la espada y va en busca de su padre. En el camino lucha contra los bandidos.
__.
Cuando Teseo llega a la corte del rey, su padre, todo el mundo conoce sus hazañas. El rey ve la espada y reconoce a su hijo.
Por la noche tiene lugar un gran banquete en honor de Teseo. Pero su padre está triste, porque se avecina una desgracia. Su vecino el rey de Creta tiene en su corte a un horrible monstruo con cuerpo de hombre y cabeza de toro: el Minotauro.
__.
Todos los años deben ofrecerse siete muchachas y siete muchachos griegos para que sirvan de alimento al Minotauro, encerrado en un sombrío laberinto del que nadie puede salir. La próxima ofrenda está en marcha.
__.
Teseo es un hombre valiente. Ama con ternura a su padre y decide ayudarlo, yendo a matar a ese horrible monstruo.
Toma el lugar de uno de los jóvenes y sube al barco que zarpa hacia Creta. Al llegar a la isla, Teseo se encuentra con Ariadna, la hija del rey de Creta. Ariadna se enamora inmediatamente de él.
__.
Esa noche ella le da una madeja de hilo y le dice: “Mañana , en el laberinto, ata el extremo del hilo a una columna junto a la puerta y desenrolla la madeja mientras avanzas. Así encontrarás la salida”.
Los jóvenes están aterrorizados. Pero Teseo sigue los consejos de Ariadna y se interna en el laberinto. De pronto, el Minotauro aparece ante él.
__.
Teseo desenvaina la espada mágica rápidamente y se la clava al monstruo en el corazón. Para salir del laberinto, Teseo se orienta siguiendo el hilo que ha dejado a lo largo del camino.
Junto a sus compañeros se reencuentra con Ariadna que los espera fuera. Se celebra una fiesta. Todos se abrazan riendo. Suben al barco y vuelven a Grecia.
La flor más grande del mundo
Este video, es un corto realizado por un equipo de canarios sobre el cuento La flor más grande del mundo.
http://www.youtube.com/watch?v=FxZdlV6W4V4
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http://www.youtube.com/watch?v=FxZdlV6W4V4
viernes, 19 de marzo de 2010
Distintos tonos de blanco.
Cuando éramos pequeños en Escaleritas, dibujábamos en la carretera. No había peligro. No pasaban coches. Dibujábamos, jugábamos...
DISTINTOS TONOS DE BLANCO
En aquel tiempo amanecía la calle con grandes trazos de blanco: cientos y de todas las formas posibles habían sido dibujados por manos inexpertas. En cada trazo se adivinaba quién lo había dibujado: trazos gruesos, delgados, sin acabar, con el pulso inseguro...; con líneas horizontales, espirales, en zig-zag..., garabatos, puntos...; rayas cortas, y alargadas como el horizonte, curvas que redondean los guas, curvas como ballestas para apuntar hacia el futuro, muñecas conformadas con rasgos de princesas perdidas en su propia desgracia, a las que tarde o temprano rescatarían príncipes a caballo de esos que por casualidad pasan y actúan con besos salvadores y solucionan los problemas y todo vuelve a ser como antes..., como antes..., como antes.
Y los círculos donde bailan los trompos, y los círculos pequeños donde después de ser muerto en el juego no queda más remedio que ir y descansar, esperando la mano amiga o enemiga que pueda salvarlos para volver a la vida del juego, de la calle, como antes, sí.
Y los tejes. Trazados de formas distintas e iguales con rectas que forman rectángulos grandes que una vez divididos puedan dar cabida a una piedra viva, sí, viva, y a un pie que la desplaza suavemente o no, atravesando rayas y números trazados para poder llegar al final y poder repetir de nuevo. Y cuerpos movidos por un solo pie, y risas alrededor y esperas por turnos para volver a empezar. Y llamadas de las madres y juegos a la vez sin terminar. Y niñas..., niños no.
Niños no. Para ellos sólo trazos de banderas y soldados uniformados de un verde que, por serlo, sólo es producto de la imaginación del que lo traza. ¿Y ayer? Sí, piedras blancas con pelos que se enrevesan en su interior, que riendo tratan de tomar un sorbo de ese aire donde se conforman las líneas y con ellos estar presentes y sonreír y jugar, sí. Y no ser pelo de estopa de esos parecidos a los del estropajo...
Para ellos, rayas hechas con montoncitos de cal, rayas trazadas para vivir la ilusión de ser uno de aquellos... Y trazarlo: un gran rectángulo dividido como aquellos de margarina La Niña que nos servían en la tienda..., perfectos cortes de un cuchillo de ala dulce que ondea sigiloso tras la vida misma: equipos que se enfrentan en los rectángulos, áreas creadas para ser defendidas como los territorios imaginarios defendidos también en sus juegos, y “corners” mal pronunciados, hasta que caen en la cuenta de dónde provienen y se sonríen cuando... Y el tiempo presente los desvela, y a veces, por casualidad, hechos de los que tiene absoluta certeza, se desmoronan y caen , como algunos dicen por su propio peso, y dejan de serlo. Y círculos..., los círculos...
los círculos de distintos tonos de blanco.
DISTINTOS TONOS DE BLANCO
En aquel tiempo amanecía la calle con grandes trazos de blanco: cientos y de todas las formas posibles habían sido dibujados por manos inexpertas. En cada trazo se adivinaba quién lo había dibujado: trazos gruesos, delgados, sin acabar, con el pulso inseguro...; con líneas horizontales, espirales, en zig-zag..., garabatos, puntos...; rayas cortas, y alargadas como el horizonte, curvas que redondean los guas, curvas como ballestas para apuntar hacia el futuro, muñecas conformadas con rasgos de princesas perdidas en su propia desgracia, a las que tarde o temprano rescatarían príncipes a caballo de esos que por casualidad pasan y actúan con besos salvadores y solucionan los problemas y todo vuelve a ser como antes..., como antes..., como antes.
Y los círculos donde bailan los trompos, y los círculos pequeños donde después de ser muerto en el juego no queda más remedio que ir y descansar, esperando la mano amiga o enemiga que pueda salvarlos para volver a la vida del juego, de la calle, como antes, sí.
Y los tejes. Trazados de formas distintas e iguales con rectas que forman rectángulos grandes que una vez divididos puedan dar cabida a una piedra viva, sí, viva, y a un pie que la desplaza suavemente o no, atravesando rayas y números trazados para poder llegar al final y poder repetir de nuevo. Y cuerpos movidos por un solo pie, y risas alrededor y esperas por turnos para volver a empezar. Y llamadas de las madres y juegos a la vez sin terminar. Y niñas..., niños no.
Niños no. Para ellos sólo trazos de banderas y soldados uniformados de un verde que, por serlo, sólo es producto de la imaginación del que lo traza. ¿Y ayer? Sí, piedras blancas con pelos que se enrevesan en su interior, que riendo tratan de tomar un sorbo de ese aire donde se conforman las líneas y con ellos estar presentes y sonreír y jugar, sí. Y no ser pelo de estopa de esos parecidos a los del estropajo...
Para ellos, rayas hechas con montoncitos de cal, rayas trazadas para vivir la ilusión de ser uno de aquellos... Y trazarlo: un gran rectángulo dividido como aquellos de margarina La Niña que nos servían en la tienda..., perfectos cortes de un cuchillo de ala dulce que ondea sigiloso tras la vida misma: equipos que se enfrentan en los rectángulos, áreas creadas para ser defendidas como los territorios imaginarios defendidos también en sus juegos, y “corners” mal pronunciados, hasta que caen en la cuenta de dónde provienen y se sonríen cuando... Y el tiempo presente los desvela, y a veces, por casualidad, hechos de los que tiene absoluta certeza, se desmoronan y caen , como algunos dicen por su propio peso, y dejan de serlo. Y círculos..., los círculos...
los círculos de distintos tonos de blanco.
Si una noche de invierno un viajero.
Si una noche de invierno un viajero
Estás a punto de empezar a leer la nueva novela de Italo Calvino, Si una noche de invierno un viajero. Relájate. Recógete. Aleja de ti cualquier otra idea. Deja que el mundo que te rodea se esfume en lo indistinto. La puerta es mejor cerrarla; al otro lado siempre está la televisión encendida. Dilo en senguida, a los demás: "¡No, no quiero ver la televisión!" Alza la voz, si no te oyen: "¡Estoy leyendo! ¡No quiero que me molesten!" Quizás no te han oído, con todo ese estruendo; dilo más fuerte, grita: "¡Estoy empezando a leer la nueva novela de Italo Calvino!" O no lo digas si no quieres; esperemos que te dejen en paz.
Adopta la postura más cómoda: sentado, tumbado, aovillado, acostado. Acostado de espaldas, de costado, boca abajo. En un sillón, en el sofá, en la mecedora, en la tumbona, en el puf. En la hamanca si tienes una hamaca. Sobre la cama, naturalmente, o dentro de la cama. También puedes ponerte boca abajo, en postura yoga. Con el libro invertido, claro.
La verdad, no se logra encontrar la postura ideal para leer. Antaño se leía de pie, ante un atril. Se estaba acostumbrado a permanecer en pie. Se descansaba así cuando se estaba cansado de montar a caballo. A caballo de nadie se le ha ocurrido nunca leer; y sin embargo ahora la idea de leer en el arzón, el libro colocado sobre las crines del caballo, acaso colgado de las orejas del caballo mediante una guarnición especial, te parece atrayente. Con los pies en los estribos se debería estar muy cómodo para leer; tener los pies en alto es la primera condición para disfrutar de la lectura.
Bueno, ¿a qué esperas? Extiende las piernas, alarga también los pies sobre un cojín, sobre dos cojines, sobre los brazos del sofá, sobre las orejas del sillón, sobre la mesita de té, sobre el escritorio, sobre el pieno, sobre el globo terráqueo. Quítate los zapatos, primero. Si quieres tener los pies en alto, si no, vuélvetelos a poner. Y ahora no te quedes ahí con los zapatos en una mano y el libro en la otra.
Regula la luz de modo que no te fatigue la vista. Hazlo ahora, porque en cuanto te hayas sumido en la lectura ya no habrá forma de moverte. Haz de modo que la página no quede en sombra, un adensarse de letras negras sobre un fondo gris, uniformes como un tropel de ratones; pero ten cuidado de que no le caiga encima una luz demasiado fuerte y que no se refleje sobre la cruda blancura del papel royendo las sombras de los caracteres como en un mediodía del Sur. Trata de prever ahora todo lo que pueda evitarte interrumpir la lectura. Los cigarrillos al alcance de la mano, si fumas, el cenicero. ¿Qué falta aún? ¿Tienes que hacer pis? Bueno, tú sabrás.
(Así empieza Si una noche de invierno un viajero, de Italo Calvino)
Si una noche de invierno un viajero
Estás a punto de empezar a leer la nueva novela de Italo Calvino, Si una noche de invierno un viajero. Relájate. Recógete. Aleja de ti cualquier otra idea. Deja que el mundo que te rodea se esfume en lo indistinto. La puerta es mejor cerrarla; al otro lado siempre está la televisión encendida. Dilo en senguida, a los demás: "¡No, no quiero ver la televisión!" Alza la voz, si no te oyen: "¡Estoy leyendo! ¡No quiero que me molesten!" Quizás no te han oído, con todo ese estruendo; dilo más fuerte, grita: "¡Estoy empezando a leer la nueva novela de Italo Calvino!" O no lo digas si no quieres; esperemos que te dejen en paz.
Adopta la postura más cómoda: sentado, tumbado, aovillado, acostado. Acostado de espaldas, de costado, boca abajo. En un sillón, en el sofá, en la mecedora, en la tumbona, en el puf. En la hamanca si tienes una hamaca. Sobre la cama, naturalmente, o dentro de la cama. También puedes ponerte boca abajo, en postura yoga. Con el libro invertido, claro.
La verdad, no se logra encontrar la postura ideal para leer. Antaño se leía de pie, ante un atril. Se estaba acostumbrado a permanecer en pie. Se descansaba así cuando se estaba cansado de montar a caballo. A caballo de nadie se le ha ocurrido nunca leer; y sin embargo ahora la idea de leer en el arzón, el libro colocado sobre las crines del caballo, acaso colgado de las orejas del caballo mediante una guarnición especial, te parece atrayente. Con los pies en los estribos se debería estar muy cómodo para leer; tener los pies en alto es la primera condición para disfrutar de la lectura.
Bueno, ¿a qué esperas? Extiende las piernas, alarga también los pies sobre un cojín, sobre dos cojines, sobre los brazos del sofá, sobre las orejas del sillón, sobre la mesita de té, sobre el escritorio, sobre el pieno, sobre el globo terráqueo. Quítate los zapatos, primero. Si quieres tener los pies en alto, si no, vuélvetelos a poner. Y ahora no te quedes ahí con los zapatos en una mano y el libro en la otra.
Regula la luz de modo que no te fatigue la vista. Hazlo ahora, porque en cuanto te hayas sumido en la lectura ya no habrá forma de moverte. Haz de modo que la página no quede en sombra, un adensarse de letras negras sobre un fondo gris, uniformes como un tropel de ratones; pero ten cuidado de que no le caiga encima una luz demasiado fuerte y que no se refleje sobre la cruda blancura del papel royendo las sombras de los caracteres como en un mediodía del Sur. Trata de prever ahora todo lo que pueda evitarte interrumpir la lectura. Los cigarrillos al alcance de la mano, si fumas, el cenicero. ¿Qué falta aún? ¿Tienes que hacer pis? Bueno, tú sabrás.
(Así empieza Si una noche de invierno un viajero, de Italo Calvino)
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